sábado, enero 31, 2004

El encanto de los caramelos ácidos

I Debo confesar, a propósito del bello post de Asakhira del día de ayer, que he padecido una de las peores cosas que a uno pueden pasarle en la vida: ser un bebé hermoso. No es que me lo dijera mi madre, mi padre, las viejas del barrio, mi maestra de jardín de infantes, es que hay testimonios fotográficos concluyentes. Era una cabeza con un cuerpo adosado, recubierta casi por completo por una pelusa similar a la piel de un durazno, en la cual resaltaban unos pequeños ojos verdes. Todavía no hablaba, pero tenía un mal humor notorio, que es algo que aun conservo. Es una verdad a gritos que los bebés hermosos se convierten en adultos horrorosamente feos y es afortunado el que uno carezca de la memoria de haber sido lindo alguna vez. Lo digo porque es indudable que la belleza abre las puertas que mucha otra dote nunca podrá. II El haber crecido lejos de la mano de la belleza me ha obligado a fatigar muchas peripecias, en particular cuando el orgullo adolescente me obligaba a no permitir que se me vea doblegado antes de pelear. Así, la tiranía de los Adonis implica que el feo, en cualquier reunión, al activar la función searching, deba acotar la búsqueda a las señoritas que sean dueñas de la otra sensibilidad, la que evalúa los méritos que no están a la vista y sólo se intuyen, lo que equivale a decir que hay que adquirir la pericia de un alpinista pero en silla de ruedas. Por otro lado, el saber que uno lleva las de perder en la mayoría de los casos, hace que desempeñe el nunca suficientemente valorado arte de la seducción como si fuera un trapecista con red (y seguimos con las metáforas que no me perdono). Quiero decir que la eventualidad de la derrota, en cuanto realidad más probable, determina que se le pierda el miedo a esa circunstancia y se despliegue, sin atisbo de temor, el arsenal de herramientas que ha sabido cosechar en este peregrinaje. El hombre contemporáneo, a la sazón capitalista por imposición del entorno antes que por convicción, se preguntará por los resultados de tal conducta. Sólo diré que la perfomance no deja de ser sorprendente y eso es la buena noticia. III Acaso sea un velado darwinismo el que obliga a que los feos desarrollemos arte, ciencia, virtud que nos devuelva a la alta competencia en materia de cortejo con fines amatorios. Sepan los feos poco expertos que no alcanza con el esmero en el estudio, la voluntad siempre dispuesta, pulcritud, generosidad, erudición y demás cualidades deseables. Se requiere además de un aditamento que no se adquiere en establecimientos comerciales ni academias: hay que aprender a ser uno mismo y llevarlo con digna pero altiva resignación.

jueves, enero 29, 2004

Fiona

Fue bautizada una noche, mucho antes de que naciera. Departíamos con su padre acerca de mil circunstancias vagas: el futuro, la vida en pareja, los emprendimientos comerciales, la farándula universitaria. Llegado el renglón nombre de hija sin que yo hoy sepa cómo fue que llegamos ahí se me ocurrió mencionar que Fiona era un nombre que me gustaba para ponerle a alguna de mis hijas, que aun no han venido. Su padre se apropió del nombre y bien que hizo. A los tipos como yo, que transpiramos las ideas a cada momento, aunque tales ideas nunca excedan del restrigido marco de la charla, hay que ordeñarlos, sacarle lo mejor que tienen para dar, y quedarse con sus ideas. Traqueteos que nos da la vida me llevaron lejos de mi casa y en tierras que me eran extrañas fue la pequeña Fiona la que me reveló, en su inocencia lactante, que todos los días se nace, que lo único que no se cosecha es quello que no se ha sembrado, que una maratón empieza y termina con un paso, que... No sé si algún día, cuando ella crezca, podré agradecerle lo que hizo por mí mucho antes de aprender a hablar, cuando su lenguaje era ostensible en gestos como el llanto, la carcajada o el alarido. Cuando tenga edad de entender no me va a entender. Lo mejor sería que se lo dijese ahora. Que mis palabras sean una cosa, de materia flexible, para acomodarse en su cabecita que no sabe de demasiadas tribulaciones. El tiempo le enseñará lo que yo no soy capaz de explicarle. Fiona, epifanía, rocío de mi primavera ajada, sonrisa para mis ojeras, te quiere mucho tu tío Cuque.

I just call...

(Física y Química II) -Hola? J? -Sí. ¿Quién habla? -No me conocés. Soy [censurado], un gusto. Te llamo de parte de [censurado]. Me manda a decirte que no te preocupes pero está internada desde el día veinte. Un cólico renal o algo así. Y que te quiere mucho y que apenas salga va por vos montada en un relámpago azul. Y que te quiere mucho. -Uh! Decile que no se haga ningún problema, gozo de buena salud y quedo a la espera. Muchas gracias por la molestia que te tomaste. [...] Esto me pasa por no pedir la libreta sanitaria, mascullo mientras vuelvo a guardar la botellita que tenía preparada, las sábanas nuevas y el soneto que le prometí, al fin terminado. Hay voces que no pueden sustituirse. Si alguna vez llaman de parte de... Por favor anexen una grabación.

miércoles, enero 28, 2004

Resaca

Estoy viviendo ayer. Es que apenas dormí una hora y no estoy arrepentido. Sólo era música para las masas pero el contonear de unas caderas casi perfectas y el mar que iba y venía con su cresta de espuma blanca hizo todo lo demás. El aire marino hace bien a la salud.

Mi ventana

Soñé que soñaba pero me despertaban unos bocinazos pertinaces. Corrí raudo a mi ventana de cara al naciente, en un primer piso. Esperaba coronar la espera con lo esperado. El impulso fue animal. Quizá yo lo era. Mis ojos poca cosa parecían para ver un sol que no conocía en tu pelo. O para mejor decir lo que quedaba de tu pelo. Nunca me van a atraer las mujeres que cercenan su progreso capilar. Pero debo confesar que contemplar la nariz reinando diáfana en tu cara estremeció la adrenalina en mis muñecas un vértigo que me obligó a aferrarme con las fuerzas que aun me pertenecían a algo, lo primero que tuviese a mi alcance. Tal vez esa ventana era lo más próximo a la tabla de un náufrago. Acaso suficiente antídoto para evitar el resorte en los zapatos y la vereda tan cerca como el deseo de no perder este segundo y sentir de nuevo tu pecho contra el mío. Demasiada habrá sido la tensión de mis puños apretados que desperté del sueño y la ventana estaba ahí, expectante, esperando que me asome de nuevo.

martes, enero 27, 2004

Calumnias

Acusaciones, agachadas, remolques, cavilaciones metafísicas, elucubraciones mentirosas, programas periodísticos... Es hora de decir la verdad de una buena vez: en la blogósfera también habita el espíritu embustero de Luis Majul. Así, en una mezcla rara de diatriba panfletaria un poco aguada y de chusmerío de pasquín municipal, acaso por el inoportuno sudor que riega aquéllas pampas, un roedor anónimo se interroga acerca de la paternidad de los huesos que lleva en su panza la más vieja que querida Dra. Aslán. En la menesterosa crónica, digna de un periódico del fuste de Infobae diario, se cita entre los sospechosos al redactor jefe de este sagrado espacio. Eso no resulta tan dañino como algunas omisiones que no viene al caso detallar y espero que se subsanen en breve. Sin más, abandono la estilográfica hasta la próxima desmentida. O sea mañana. Dense por saludados.

Física y Química

Uno de estos días que pasaron, compartía yo con un amigo una sesión del viejo y nunca bien ponderado arte de la conversación (su decadencia es un buen tema como para divagar en pronta ocasión). Me contaba de los dolores de cabeza que le traía su novia, por enésima vez enferma de males equívocos por completo. Su madre, ya entrada en lo que se ha dado en llamar moral burguesa, le sugirió amigablemente que se buscase una novia sanita, según su propia expresión. Naturalmente nuestra reflexión sobre el convite fue la inmediata carcajada. Si hay algo en lo que uno no se fija a la hora de seleccionar novia es su estado sanitario. Bueno sería que se le practicase un examen psicofísico con carácter previo a cualquier emprendimiento amatorio. Estoy seguro de que si me lo hicieran a mí no supero la prueba. Después de todo, soy un compendio de dolencias a las que no trato por que tengo alergia a los galenos y curanderos de toda estirpe. Pero volviendo al tema inicial me quedé pensando en la actitud de la madre de mi amigo, siempre protectora, esmerada en la previsión y en el consejo. Y dudo mucho que al escoger al señor con el que ha compartido estos muchos años haya pensado en la cantidad de veces que se resfriaba. Me preguntó cuál fue la hora fatal, si es que pudiese haberla, en que cambió de brújula y empezó a creer que para estar enamorado de alguien primero había que seguir un procedimiento de reclutamiento de personal. Qué le hizo pensar que el llenado de formularios y los rigurosos exámenes de compatibilidad, le hubieran deparado convivir con una pareja más apropiada. Y en tal caso cuándo le fue revelado que ésa evidencia hubiese podido ser mensurada. ¿El amor es física y química?. Que alguien nos socorra de los que quieren reducirnos a los términos de una ecuación errónea: este acá y este ahora. Pronto.

lunes, enero 26, 2004

Publicidad

Trelew está lleno de turistas. Salvo que el idioma diga lo contrario, creo que son todos porteños. No pueden caminar sin llevarte por delante u ocupar toda la vereda o... Lo extraño es que Trelew es una ciudad bastante fea, mal que me pese. Su clima es de los peores que conozco. Al tiempo de escribir estas líneas soportamos 24 grados y sin embargo siento mi camisa completamente mojada. En realidad, nuestra vecina Puerto Madryn no da abasto. Es buena temporada para el ramo turístico. Por esa razón recibimos aquí a los desprevenidos, excedentes o mal anoticiados que no encuentran lugar en Madryn. También está completo Las grutas, 250 km al norte de nuestras playas. Un consejito sano. Si les gusta la vida playera, sin la conmoción de las multitudes furiosas y no padecen de debilidad consumista, un buen lugar es Playas Doradas. Más información en 1, 2, y 3.

viernes, enero 23, 2004

Batilana

Su padre se escapó a las islas Canarias dejando el tendal de deudas y el lamento de decenas de estafados. Él trabaja de mozo en un establecimiento de buena reputación. Algún sábado del que no quisiera guardar memoria, me aprestaba a incrementar mi colección de ceniceros robados. Me descubrió. Le dejé una buena propina a cambio de su silencio. Él hubiese preferido que el episodio se transformara en un escándalo de página policial pero no es más que esta pobre crónica. Como dice Guillermo Piro coleccionar atormenta. La información genética también.

miércoles, enero 21, 2004

Extorsiones

Cuentan que un barbero de otros años, en que el valor se hacía carne en los guapos que se acordaban contra un farol, recibió la visita de un caballero de esa calaña, interesado en hacerse afeitar. A navaja, como corresponde. Como el guapo creía que infundir el temor era su lugar en el mundo casi airadamente consultó a su rasurador el por qué de la serenidad con la que realizaba su trabajo. Le resultaba llamativo y digno de felicitación. El barbero sonrío medio de costado como si hubiera esperado el momento de la estocada y le dijo –Cómo no voy a estar tranquilo, varón. No ves que tengo la navaja en la mano? A la primera gotita de sangre que vea te degüello.

martes, enero 20, 2004

Circunvalación

vino un fuego que todo lo devastó. el verde del campo antes de ser humo y muerte fue verde. no sabía de demasiadas armonías, debo decir, pero tal vez la culpa sea la de haber vivido esa dimension de presente continuo que sólo saben las bestias. quiero ese fuego mutilado quiero. podría darle un recreo a mis ojos y enjaularlos en su cajuela de carne hasta mejores momentos. el sol fastidia o es la humedad o quizás la presion atmosférica. o es el país, el presidente y la internacional cavallista. pienso un poco y acaso sea el trabajo, el derecho a la falencia, los hechos del príncipe, y la decadencia del fracaso de la judicatura. a lo mejor es el viento que quiere llevarme con él, o los sueños incumplidos en la infancia o las fantasías tántricas o esa amenaza que dijiste y dudé porque te creo. o soy yo. el verdugo se saca la capucha y tiene una cara de otario que se parece mucho a la mía. basta ya de temores, me dice, que todo lo que no hiciste ya nunca lo harás y de las cosas que has hecho nadie te salva pero mañana será lo que deseás. no seas gil, perdonate, date la chance de un nuevo error, por qué perseverar en la errónea convicción del destino. corte de manga a papito, me dice, se ríe, se seca el sudor y afila la guadaña.

domingo, enero 18, 2004

Fe

Mi pueblo, hace algunos años, se hacía llamar la capital del hierro (Químicamente "fe"; algunas ironías del idioma me enloquecen). Con las persianas bajas del yacimiento, y a pesar de los vendavales políticos y económicos, ahí vive alguna gente. Y hoy me siento felizmente afortunado. Encontré una página de internet sobre mi pueblo lo cual es un acontecimiento digno de comentarse. Está bastante bien armada y contiene algunas fotos muy bonitas, una reseña histórica... Todo muy a pulmón. Este es el link.

sábado, enero 17, 2004

Antidictorio

Me gusta que me miren como si en el distrito que ocupo residiera la misma nada pero no puedo evitar meterme el dedo en la nariz.

Prometo

No puedo bailar el vals. Pisaría a la novia a la altura de sus rodillas si es que mi torpeza no me da lugar a proezas más ambiciosas. Quién sabe. -¿Y cuando las luces te llamen a ser el centro?. -Bueno, prometo poner un poco de esmero y aprender. -¿Justo vos prometés? -Sí, justo yo. Las promesas cumplidas me dan asco. Soy mal pagador. Una promesa cumplida se parece demasiado a un contrato fenecido, a un polvo burocrático. ¿Para qué? ¿sólo para anotar un garbanzo en la hoja del legajo del bibliorato negro del último estante? Cada deuda es un punto. Cada punto con la marea se hará línea. Y las delicadamente torpes líneas que sepa dibujar serán el mapa de este rostro. Cruel destino remar sin haber soltado amarras. Pertinente la victoria es ser leal a la consecuencia y más nada.
Lo más lindo que leí hoy: Ella es el lugar más inesperado. Estar de nuevo enamorado es un sitio extraño. Heriberto Yépez. Todo escritor, con el tiempo, llegará a parecerse a quienes lo mencionan. J.R.Wilcock

jueves, enero 15, 2004

Aira

Hoy es uno de esos días en que saldría a matar por tener un libro de César Aira. Uno solo. Pero depongo mi actitud cuando caigo en la cuenta de que no soy amante de las armas. ¿La vida por la literatura? Yo no lo sé * Extravié una dirección de internet que tenía sobre él. Lamenté mucho que Patagonian News lo superara holgadamente en visitas. Lo juro.

Viajes

Los viajes me provocan severas consecuencias. Mi cabeza se sube a un frenesí que no puedo detener. No importa que vaya cerca o lejos. Mi aparato digestivo me hace saber que estoy frente a un hecho crucial. Y de alguna manera tiene razón. Viajar es poder ver qué es el tiempo, la marcha unidireccional hacia la última fosa. Como quiera que sea que regrese no habré podido cargar mi maleta de los segundos infinitos de la espera inútil antes de partir, no tendrá remedio la ausencia en mis sentidos de los lugares que sabrán de mi ausencia y allá, en el preciso umbral en que termine este periplo, allá no estaré.

Cielo

En mi casa paterna no fumo o trato de no hacerlo. Sin embargo, el vicio se me ha hecho carne y no puedo evitar por las noches salir al patio y despachar mis besos de humo a la luna. Una noche de estas que pasaron, mis silogismos de siempre no estaban conmigo. Habrán anidado bajo alguna boina igual de desdichada, quise suponer. Pero a ese vacío le debo el haber contemplado el cielo de mi pueblo. Y vi que está mucho más bajo que en el resto de los pocos lugares que conozco. Sí, lo vi, casi humano. Que ironía. De creer en lo que digo, con ello afirmaría que el dios de los católicos vive cerca de mi pueblo. Pero sí. Debe ser cierto. Yo soy de ahí, y quise olvidarme. Pero no pude. No puedo. Me duele.

viernes, enero 02, 2004

Cerrado por vacaciones

Y el redactor emprende, desde mañana mismo, el recreo que, a manera de palmada en el hombro, le dan sus obligaciones laborales. Me voy a Sierra Grande. Allá no se conoce lo que es internet, de manera que es un lugar del que llegan las noticias con, por lo menos, un día de retraso. Así es que estaré ausente de la blogósfera por un par de semana. De todos mis papeles sólo me voy a llevar un cuaderno por las dudas que se me ocurra, en algún rato de supremo aburrimiento, empuñar la estilográfica, pero casi seguro que no me van a dar ganas. Si no hay ningún contratiempo, vendré dentro de un par de fines de semana. Igual de pálido que ahora, quizá un poco más gordo, ojalá un poco más joven. Un abrazo a todos y ya nos veremos de nuevo.