domingo, febrero 29, 2004

Semáforo rojo que pasa a verde y...

Durante muchos años, junsto a mi padre, ejercí la patética rutina de escuchar los partidos de fútbol por la radio. Y esa rutina, aunque me da un poco de nostalgia hoy que la pasión viene menguando en mí -no sólo el fútbol; muchas otras también-, se trata de una ceremonia de una crudeza dificil de empardar. La previa, los lugares comunes como contar "lo hermosa que está la tarde para la práctica de deportes al aire libre", los contactos -sin motivo- con la base Marambio, interrogar al oficial a cargo acerca del estado del tiempo, el entusiasmo impostado de los locutores que leen los anuncios publicitarios, las nubes de fotógrafos, "los inadaptados de siempre", el intercambio de banderines, los comentarios con el resultado puesto e inclusive antes, las inefables conexiones con otras canchas y los relatores pujando por prevalecer en cuanto a la velocidad de su glosa. Qué tiene el automovilismoSólo hay una cosa más triste que las transmisiones radiales de los partidos de fúbol: las transmisiones radiales de automovilismo. Aquí destaca el barullo del ambiente, las declaraciones monocordes y monosilábicas de los pilotos, siempre ensalzando a su equipo mecánico y a los abnegados sponsors. Bah, el automovilismo en sí es algo que cuesta explicar. Un marciano no entendería que haya gente que se divierta concurriendo a circuitos cerrados a ver como una caterva de vehículos deformados por el ensañamiento de los técnicos y el barroquismo de las propagandas en los guardabarros se esmeran por dar vueltas y vueltas hasta que al fin uno llega primero, y su conductor, disfrazado con un uniforme ridículo, se sube a lo más alto de un podio recibe un trofeo, tal vez un ramo de flores, pizpea alas bellas señoritas que promocionan los productos que habrán de quedarse con nuestro´magro haber y baña a sus compañeros con sidra, revolea su gorra y hasta el domingo próximo, señores. Nos vamos no sin antes saludar al hombre de Baradero, el primero en ver la bandera a cuadros en un final no apto para celíacos. El domingo próximo estaremos desde el trazado semipermanente de Caleta Olivia viviendo en vivo para todo el país las alternativas del Stop Car y sus vibrantes... (sus vibrantes qué!!!). Recuerden que el sábado a las 7.30 son las pruebas de tanques llenos y... Me rompí la cabeza tratando de componer los argumentos de mis amigos que, cada vez que viene el Turismo Carretera (o como se diga) Mueren por conseguir una entrada a boxes para sobrevivir al ruido bochornoso de los motores y al infame olor a la bebida que consumen los autos. Ya sé que sobre gustos hay demasiado escrito y que es tal la confusión que no seré yo quien le ponga fin, pero: Qué cuernos tiene de lindo el autmovilismo. Exijo una explicación.

otra vez será

Qué me importa que Piro me deje al margen de la lista de bloggers descollantes. Soy blogger y por lo tanto narciso y por lo tanto he aquí mi autoconsuelo (una especie de masturbación vía link).

A Aira lo hago moco. Gracias googlefight.

Tomado de Arbitrario.

martes, febrero 24, 2004

ojo por ojo

La temperatura en nuestra ciudad asciende [nunca mejor utilizado el verbo] a la friolera [cualquier alusión al frío es bienvenida] de cuarenta grados y tres décimas… En efecto, el otoño al que nos suele acostumbrar el mes de febrero a pasado a retiro y por lo que parece no nos dará tregua durante esta semana. Convengamos en que no es la mejor época para sumar horas culo feroz lucha contra el derecho falencial porque una quiebra no tiene nada de malo es lo primero que te enseñan: se trata de una alternativa jurídica para enfrentar las dificultades financieras. Atrás han quedado los tiempos en que a los deudores, hombres de honor entonces, se los hacía sentar en un banco roto en la plaza central quedando expuesto al escarnio y a la vergüenza de los que no se vuelve. En cierto modo la situación se equipara al castigo que suponía el ostracismo sólo que en este caso era un exilio de puertas adentro. Siéntase extranjero Ud. que no abona en término sus deudas. Pero eso está lejos de ser lo más elocuente. También cuentan los libros, y a ellos hay que creerles, que en la antigüedad se entendía de otra manera la garantía personal. Es decir, hoy por garantía personal se entiende el hecho de firmar un pagaré sin empeñar la casa, las alianzas de la abuela o el tutú que tanto costó y encima es una inversión… Los tratadistas informan que antes la garantía personal se entendía stricto sensu, esto es, con sede en el propio cuerpo. Los acreedores, siempre insatisfechos, estaban habilitados a despedazar al sujeto y así, dentro del marco legal, dar por cancelada su deuda. Ya sé que tiene más olor a venganza de mujer descorazonada que a método para refinanciar los pasivos pero aun no se contaba con este grado de evolución del derecho. Bah. Eso también es un decir. Hoy en día por violar a una sobrina menor dan como pena seis años de cárcel y si uno se porta bien en la cárcel [acaso tiene otra alternativa?] lo liberan al cumplir dos tercios de la condena. Para empeorar las cosas podríamos caerle al procurador fiscal [es decir el acusador, el representante de la demanda del estado] que no considera que, en caso de una violación seguida de muerte en el mismo vecindario, ese tipo pueda ser sospecho. Y claro. Si en una prisión limpia y apta para la rehabilitación del condenado y después de cuatro años de sesuda reflexión el tipo no cambia es que no tiene arreglo. Y no lo tiene, ya lo creo. Así es que este muchacho, una vez que trasponga los portones del penal en que el resto de los argentinos le pagará la estadía [espero] por un buen rato, será ajusticiado por sus compañeros de cárcel. Tal vez con la misma crueldad que usó él. Mentira. Tanta crueldad no le es posible a nadie. De manera que todo está como era entonces, antes y ahora las culpas se purgan con el propio cuerpo. Sólo que ahora tenemos muletillas nuevas como el debido proceso, los derechos humanos y la moral republicana. En lo que a mí respecta, puedo decir que de algo estoy satisfecho. Cuando vaya a rendir mi examen voy a conservar mi colorcito blanco [teta de monja] acorde al rigor que la situación impone aunque la temperatura invite a menesteres más amables. El día que yo sea profesor voy a reprobar al alumno que ose rendir en la mesa de marzo luciendo bronceado caribeño. Ojo por ojo: ojo al cuadrado.

lunes, febrero 23, 2004

Acerca de las lágrimas

A propósito de El cocodrilo de Felisberto Hernandez I Hay una máxima machista que pregona que las lágrimas femeninas son un artilugio extorsivo. No seré yo quien defienda esa tesitura. Sabido es que hay métodos y métodos para ejercer la seducción tanto como para padecerla en carne propia. Sin embargo, a fuerza de ser sincero conmigo mismo, debo reconocer que las lágrimas de mujer cumplen su cometido sólo en el caso de que la sujeto activo del llanto sea menor de cinco años. Si es tan obvia la constitución masculina y tan previsibles sus conductas ante estímulos determinados, las féminas debieran saber que siempre es más efectiva una sonrisa (también extorsiva) y en algunos pocos casos se impone el castañazo liso y llano. II Qué decir de las peores, las lágrimas de hombre, como es el caso del protagonista del cuento señalado en el título. Descontando la generosidad de la platea uno sabe que también de este lado del Atlántico, en principio, vale todo. Pero convengamos que hay recursos menos trillados, más espontáneos, elocuentes, eficaces que la mera profusión de lágrimas que surquen un rostro desencajado de varón. Pobre del caballero que, ante la adversidad que a todos nos baña a un tiempo y parejito, busca el mismo cobijo que cuando retornaba a los brazos de su madre con las rodillas machucadas. Dicen por ahí que el amor de mujer siempre es amor de madre. No lo sé. Pero supongo que si fuera cierta tal proposición, la mujer amaría como madre aun contra su voluntad. Ahora bien, ¿estaría bien reclamarle amor de madre a la compañera de alcoba (esposa, novia, amante, allegada; el tiempo ha estirado la gama de posibilidades)?¿Podría el señor sentirse lastimado en el caso de que su compañera le negase tal especie de amor? III Toma mi memoria por asalto el recuerdo de un señor, llamémosle Q, que inventariando penas delante de su pretendida, no podía sino valerse de esta vieja práctica. Resultaba cómico en el decir de ella, como las penas de Q, no muy diferentes que las suyas, requerían de un pañuelo consuelo que ni que se tratase de un velorio. La mayoría de los jóvenes quisiéramos vivir en departamentos más espaciosos y que el sueldo nos alcance hasta findemes y que las materias de la facultad fueran menos consecuentes con nuestras infidelidades, pero… Ella me lo contaba y se reía. Como era de esperar terminó casándose con Q y no supe más de ellos. IV Si en el caso de las mujeres es un recurso atendible, en el caso del hombre estamos ante una práctica deleznable. Y no se trata, en este caso, de refritar la machista prohibición del llanto masculino sino sólo de exigir al señor que se conduzca como un caballero. Después de todo el llanto verdadero es silencioso y en soledad, prescinde de ademanes y de hombros ajenos. La austeridad hace noble al sentimiento. La lágrima, en cuanto fenómeno fisiológico, responde al mandato de arrastrar con su modesta marea las basuras que nos obstruyan la visión. Se trata de distinguirlas del proceso mecánico de los limpiaparabrisas de los vehículos y dotarlas de un componente menos prosaico. Lloremos cuando no podamos ver más allá. Y no lloremos como quien enfatiza un dolor, que la sinceridad se vale por sí sola y no requiere de ornamentos. V Alguno de ustedes querrá que le comente un par de líneas del cuento. Mejor léanlo. Lleva en sí el signo de la tragedia y de la risa, ese decir feslisbertiano tan abierto, de impacto rotundo y sin los rulos que son un clásico en las letras de este lado del mundo.

viernes, febrero 20, 2004

la mina del carpintero sin lápiz

...no se tramita la orden de pago 158/04 porque a la directora administración de obligaciones del tesoro la han ofendido las manifestaciones por Vd. proferidas en ocasión del ágape con motivo del tercer mes del natalicio de su hija Carmela. -Que habré dicho?. Me permito inferir que los efectos del alcohol han hecho mella en su memoria. De todos modos, y dios me perdone, voy a repetir lo que Ud. dijo: -Saben como le dicen a Luis (N. del R.: esposo de la susodicha directora)? Lápiz de carpintero: porque tiene la mina gruesa. Se encuentra el señor arrepentido? -No, de ninguna manera. Un caballero nunca se arrepiente y menos después de tirarse por un balcón. Está bien. Veo que no tiene urgencia en cobrar. Discúlpeme. Estoy ocupada para prolongar esta charla. Adiós. Era un chiste, che.

El síndrome de Peter Pan

(encontrado entre el spam de mi correo electrónico) Actúan en forma similar a Homero Simpson. Se trata de los hombres que se comportan como eternos niños. Cualquiera sea su edad: 25, 40, 60 años, siguen actuando, sintiendo y pensando como adolescentes". Homero Simpson, es un Peter Pan que se pone al mismo nivel de su hijo. Inseguro, irresponsable e inmaduro, para él no existe la palabra planificación. Sus prioridades son las que demandan sus propias necesidades, sobre todo si son las básicas. Mientras tanto, March es definitivamente su madre: la Wendy de la historia. Wendy pasa a ser entonces la madre de Peter; quien sustituye en su fuero interno a la madre que no aparece en la historia, y quien, por tanto, asume las responsabilidades que Peter no digiere. Sobre Homero, es todo un Peter Pan: inseguro, irresponsable e inmaduro, se niega a abandonar su rol de niño y vive por siempre en el País de Nunca Jam ás, como el célebre personaje creado por sir James M.Barrie por allá por 1904, en su novela Peter Pan y Wendy. La historia del niño que no quiso crecer. Los émulos de Peter Pan pululan por doquier en el mundo real. Se trata de aquellos hombres y mujeres que refugiándose en fantasías imposibles de cumplir, evaden continuamente sus responsabilidades, inclusive hasta mucho más allá de la edad madura. Aun teniendo una pareja y familia, estas personas no sólo culpan a los demás por sus errores, sino que además tienen marcadas conductas infantiles. Peter Pan es un inmaduro; no obstante, aunque es un niño según su conducta y en el fondo se siente vulnerable y temeroso, se muestra seguro de sí mismo, incluso un poco arrogante y orgulloso. Este individuo vibrante y seductor oculta tras su máscara de seguridad y alegría su indecisión e inseguridad. "Pareciera ser que el único compromiso que asume Peter Pan es evitar todo tipo de compromiso". Otra visión, considera a Peter Pan como un personaje cuyo "método de evasión de la experiencia" consiste en considerarse el ombligo del mundo. La única manera de que el inmaduro Peter pueda salir a flote, parece ser que encuentre a una mujer Campanita. Ella tiene la posibilidad de alertarlo para que cambie bajo la amenaza de abandonarlo. "Ella puede ser una figura protectora pero no quiere ser la madre, quiere ser su pareja. En cambio, Wendy le hace el complemento perfecto porque ella necesita proteger, ser la madre". Me informan los psicólogos que esto es poco serio. Que ninguna teoría científica -si es que cabe el término en esta rama del esoterismo- puede llamarse así. Y que lo digan ellos desata mis dudas. Qué quieren que les diga.

martes, febrero 17, 2004

antesala, atajo, abismo

Me asaltó de nuevo el vacío. No sé cómo me llamo ni qué es lo que quiero. Debe ser una de mis crisis habituales cuando se demora el cobro de mis haberes. Capaz que es hambre de carne de vaca mezclado con frustraciones que se multiplican, distancias envejecidas, que se alargan, cócteles siniestros y recurrentes. Tengo un plan y es muy concreto. Voy a exilarme en breve. Esto no quiere decir que vaya a abandonar mi país. Después de todo una de las ventajas de la devaluación de la moneda es que ha hecho más dificil que a uno le sellen el pasaporte. Me voy a ir por ahì, no sé bien a dónde. No tengo en claro que es lo que voy a hacer. De tanto darme la ñata contra la puerta y de a poco porque soy un poco atolondrado, he caido en la cuenta de las cosas que quisiera no hacer más. Por ejemplo levantarme temprano para trabajar, pero eso es ineludible. Dije que me voy a exilar porque no hay otra alternativa: hay que rajar de aca, mutilar afectos, incendiar el jardín, empaquetar los papeles, llevarse la fobia a otra parte. Quizá no sea demasiado lejos de acá pero el sólo hecho de irse, tomarse el palo, pirarse para el lado de los tomates suena a trágica necesidad cuando no hay otra manera de cerrar una etapa. Existe, y es bueno que lo recuerde cada tanto, una manía de medir a las personas por sus peores actos, a los tiempos por lo más fulero que nos pasa, a la bondad de las personas con la vara por uno mismo diseñada. Así es que, cuando me vaya, estos últimos años serán una redonda porquería, un despropósito, un despilfarro. Y por ahí sí. Y no veo que tendría de malo si así fuera. Estimo a tientas y sin saber que es mejor despilfarrar los veintitantos y que los cuarenta, pero lo malo es no haber agotado todas las alternativas. Lo malo es haber sido obstinado, rebelde al pedo. Muchas veces es mejor ser un idiota y dejarse llevar por la corriente. Sin embargo, se me hace que debe ser bravo ejercer el idiotismo y que a uno de vez en cuando le pique el bicho ese que todos llevamos dentro, que nos recuerda que las cosas no necesariamente deben ser así, que pueden ser diferentes. Pero francamente no sé. Estoy vacío. Ta mañana.

domingo, febrero 15, 2004

autor, lector, maraña

(las tres patas de los blogs) Comenta Luc, a propósito del inicio del tercer año de su blog, que el tener ese espacio le ha causado algunos trastornos graves a su sintomatología conflictuada: Hoy estoy terminando un libro. Hoy me siento dueña de mis acciones. Hoy tengo varios amigos nuevos y entrañables. Hoy empieza el tercer año de este blog y vamos por más... Yo apenas puedo unirme a las felicitaciones por la perseverancia -difícilmente este que escriba pueda perdurar en algo semejante cantidad de tiempo- pero me veo en la obligación de dejar mi anotación al respecto. Es curiosa la interacción que se da entre una bitácora y sus lectores. No es sencillo explicar cómo es que los textos cobran vida en otras vidas y mueven a una sonrisa satisfactoria, a la compasión, al guiño, a la refutación enérgica, a la conmoción cerebral. A mí me pasa que desde que descubrí estos mundos me ha dado por escribir más regularmente (ojalá pudiera decir que el progreso cuantitativo tiene correlación con la calidad, pero no puedo negar que esa idea subyace). Siento un compromiso para esos pocos que se han hecho a la costumbre de arrimarse a ver qué es lo nuevo que tengo para contar. Y así, algún día con más esfuerzo que inspiración, otro por mera inercia, las más de las ocasiones por cegadora voluntad de decir algo, me he enfrentado a la caja de texto con su blancura y fue preciso macularla. A la escasez de ideas pude combatirla con el fluir de la conciencia, que desgraciadamente es mucho más rápido de lo que soy capaz de escribir, superando miedos que de tan repetitivos aburren. Y así debo confesar que mi orgullo personal algunas veces se vio confortado por alguna pieza que merece trabajarse un poquito más pero que enfila para ser algo que valga un poco la pena. Pero más allá del que escribe, por la inmediatez de este tipo de comunicaciones, es complejo abstraerse del lector, ávido juez que tiene la munición dispuesta para contestar con su silencio cuando uno erra el vizcachazo pero tantas veces se identifica con lo escrito, lo aprehende, lo ramifica, le da una pequeña vida que al sujeto (más) activo de la relación lo estimula, lo encadena, lo enmaraña con lo que está escrito y, mejor aun, con lo que está por escribir. No es extraño entonces que se sumen otras voluntades amigas a la búsqueda que el escribiente ha encarado y que el contacto (casi) cotidiano nos depare cómplices y testigos de un camino que no sé bien a dónde va pero me gusta. Mis amigos de la vida, los de carne y hueso con los que charlo a diario, deben estar un poco cansado de que les cuente las bondades de mi blog y las sensaciones que me produce. Que se jodan. Mi weblog es un cacho grande de mi vida y con su pequeña pompa misérrima, me hace un poco más feliz. Salute, Luc.

viernes, febrero 13, 2004

Viernes 8 PM

Tengo furibundas ganas de sentarme a escribir de nuevo, a borbotones, parir un caos sin pies ni cabeza, contar que la vida es guerra, que he sentido la espantosa sensación de que dejen de presentarme como estudiante de contador para ser ahora escritor aficionado, que tengo ganas de escuchar rock al mango y fumar mirando por ventana, de cara al sol. Pero no puede ser hoy. El sol se está yendo. Parece que fue un lindo día. El fresquete matinal así lo presagiaba. Pero me lo pasé encerrado golpeándome las narices contra las planillas que no cierran ni por arte de magia y que sin embargo, el próximo lunes presentaremos. Y será una suerte de orgasmo con forma de un grueso volumen plagado de cuadros de doble entrada titulado: SAF 601 Anteproyecto de Presupuesto 2004. UPT: es viernes, al menos eso es una buena noticia.

20 años

Todo está dispuesto. Juan organizó las cosas lo mejor que pudo. Banda de jazz, chicos dibujando porquerías, velas, un termo de café y un par de botellas de vino. La idea es alternar la escucha de el disco Cortazar por Cortazar con temas acaso alegóricos, ejecutados por una decente banda de jazz. Suena la trompeta... Rocío mira a un punto fijo, se posesiona. Quien la ve sospecha que está colgada de una nube aterciopelada, rodeada de ángeles que tocan el clarinete en vez de aburridas arpas. Vuelve en sí y profiere: -La banda sonaba bien pero los chabones no le ponen nada de onda. No hay caso. A las veinteañeras les sonríe la vida. No obstante prefieren el meneaito.

jueves, febrero 12, 2004

Addenda

(innecesaria) Lucas, sus esperas. Lucas se baña, se peina y se perfume para ver la película que, con afán necrolóogico, que le hicieron a su ídolo. Parte en raudo viaje hacia la proximidad del mar. Va como copiloto en una ruta humedecida de lágrimas del cielo y no quiere llegar. Pero llega. Los problemas en el teletransmisor demoran la ejecución. Mientras espera bebe el café que le invitan, mira a las niñas que no le sonríen. Imagina sus caras cuando bebés y es feliz. Se consuela con que lo importante es el homenaje, la reunión, evitar el almidón de los eventos culturales. Refunfuña, se sienta y mira la película añorando la espera que se fue y que ya no habrá de volver. Lucas, sus sueños Lucas se acuesta muy cansado. Oprime play en la botonera de su máquina de soñar. Ha escogido el sueño de la playa desierta, el matiz insinuante de un contoneo diabólico y caderil. Sin embargo sueña con planillas y números inconsistentes entre sí. No hay recursos para este nivel de gastos. Esta máquina no anda bien, piensa mientras se afeita y con renovadas ojeras se levanta para ponerse a trabajar en el presupuesto que no da. Lucas, su fortuna Lucas putea para adentro porque hoy tampoco le pagaron su mísero sueldo. Pide unos pesos prestados. Son poca cosa. Apenas alcanzan para comprar cigarrillos. Pretende ponerse el pantalón flamante que se compró y no: le queda demasiado grande. Va a visitar a su amada y no la encuentra. Vuelve a su casa con ganas de tomar café y no tiene azúcar. Recuerda con las horas en que nadaba en el mar estrecho de la panza de su madre. Despierta de su evocación, mira por la ventana y la lluvia se esfumó. De nuevo el bochorno de que un jueves se parezca a un lunes.

martes, febrero 10, 2004

¿No tenés nada mejor que hacer?

Y como tener tendría mucho más interesante para hacer. Principiemos imaginando la cama donde desplegar mi castillo en reposo. Pero no. Hoy había que presentar el presupuesto. Llegó el presupuesto de gastos que incluye un incremento -en nuevos proyectos- de seis millones novecientos setenta mil y algo de pesos. Mandamos a pedir directivas para saber con qué se piensan financiar. Y acá sigo en vigilia. Esperando la respuesta y la muerte también. Aunque no necesariamente vengan de la mano. PD: Volvió Daniel Massei -no dice de dónde pero soy tan indiscreto como para preguntarle- y me puse un poco contento.

lunes, febrero 09, 2004

liquidación, distribución y clausura

(aplausos) -¿Cómo te va la nueva vida? Digamos que es básicamente aburrida y rutinaria. Basta que me siente con la retaguardia bien dispuesta para una velada acorde a mis necesidades jurídicas cuando... 1. Me invitan, casi con la fuerza pública, a ir al cine a ver El Señor de los Anillos, o algo así. No lo recuerdo, me despertaron cuando comenzaba la lista de los créditos. 2. Se me quedan sin tinta todas las lapiceras. La cuestión es que el final de una lapicera nunca es abrupto. Siempre va precedido de una agonía más o menos prolongada que se nota en que los apuntes pasados en limpio son más desprolijos que las anotaciones que uno puede tomar, entresueños, en una clase. 3. Me depositan, sin que yo sepa a quien le debo el obsequio, dos pesos con cuarenta en mi lánguida caja de ahorro. Esa sí que es una muy buena razón como para que uno se devane los sesos tratando de averiguar quién fue el benefactor que se olvidó de agregarle un par de ceros a su óbolo acaso involuntario. Los que ya conocen mis hábitos de lectura sabrán que empecé a ver el régimen concursal por la retaguardia. Quiero decir, liquidación, distribución final, clausura del proceso... Sólo apuntaré que es mucho más entretenido que El señor de los Anillos. Al menos mantiene un dejo de intensidad. No digamos que se trata de un suspenso para agarrarse a la butaca ni mucho menos. Tampoco es cierto que uno sude como ante la lectura de alguno de esos cuentos de Julio Cortazar (“A la hora de la siesta era?). Aunque de producirse esta última instancia puede argüirse en mi defensa que es una reacción normal ante este infame calor. Recuerden: sin amanuense ni ventilador cualquier materia es cuesta arriba.

jueves, febrero 05, 2004

De la incompatibilidad entre la escritura y el deber

(dedicado a Juan Filloy y a Héctor Tizón, esclavos de la judicatura y la literatura) I El redactor de este espacio debe brindar excusas a sus asiduos visitantes. No sé si serán voraces lectores o cumplen con el rito amistoso de hacerle favores a la gente que les cae bien. Poco importa eso. Se valora tanto lo uno como lo otro. Los motivos de la ausencia, que se prolongará algún tiempo más, obedecen a que el redactor tomó la decisión política de dejar de ser estudiante crónico de la carrera Contador Público. II La búsqueda de nuevos horizontes laborales, geográficos y sentimentales, el deseo de cerrar un ciclo vital caracterizado por los excesivos tránsito y estadía en los pasillos universitarios, el hartazgo por sí solo, el compromiso familiar, el orgullo que obliga a cotizar caro el quebranto y muchas otras razones me han puesto en este camino. Así es que -antes de que cambie de opinión- aprovecho que soplan buenos vientos y me pongo a estudiar de una puta vez. III Asimismo enfrento una temporada un poco más exigente de lo habitual en mi trabajo, lo cual hace que dedique mis horas de ocio recreativo a estudiar las minucias del Derecho Falencial. Esto reduce mi lectura a un solo libro que podría sustituir a la biblia: el manual sobre la materia que ha preparado el Doctor Rouillon. Allí es cuando me cuestiono que no pueda invertir más tiempo en esto. Quiero decir, si estudiara por placer y no al mero efecto de superar un examen final oral y público (sí, como los juicios), me dedicaría a disfrutar de las ironías del profesor Maffía que, en los tratados que ha escrito, demuestra que no tiene nada que envidiarle a muchos escritores profesionales de ficciones. IV Con todo, me sobra algo de tiempo. Podría dedicarme a seguir trabajando las dos ideas sobre las que siempre escribo. Lamento defraudarme y defraudarlos. Las perenciones de instancia, la imposibilidad de apelar, el exhaustivo régimen de liquidación, la inquisitoriedad del proceso, el síndico y la masa pasiva se confabulan para que yo no pueda pensar en otra cosa que en eso. No ha de costarles demasiado imaginar el desorden de mis apuntes. Es compleja la brega del estudiante abnegado que sin pasión ni amanuense descula conceptos que no entiende y memoriza plazos que no se dejan y esquematiza lo inasible. En eso estoy. V Ayer el teléfono me devolvió una voz amiga a la que francamente echaba de menos. Quizá no por la dueña en sí, sino por asociarla a buenos momentos compartidos. Me agradecía un correo electrónico en el que yo le comentaba que estaba abocado al estudio de el régimen de concursos y quiebras. Naturalmente yo no lo había escrito. Hay dos posibilidades: (1) Que le haya llegado algún envío de hace cinco años. Por esa época yo también andaba abocado a esos menesteres. (2) Que haya tenido en mente enviárselo en estos días. En cualquier caso, sigo sumando tímidas confirmaciones a mi teoría de la esfericidad del tiempo. Por lo que tengo entendido, devotos de la física de las quantas e integrantes de la secta fundada por Carl Gustav Jung ya han fatigado esos caminos. Confío en que no falte demasiado tiempo para que se sume a ellos gente decente que ejerza profesiones serias. VI Ah! Y esta sarta de sandeces era para decirles que voy a subir textos con menos frecuencia que la que a mí me gustaría. Pongamos que es un poco por pereza y otro poco por un ejercicio noble aunque su propósito sea de una porquería.