sábado, marzo 27, 2004

buen viaje, Mayer

1. Esta es la séptima vez que escribo la misma nota. O bien no me salen claras las palabras (o menos claras que de costumbre; tampoco voy a convencerme ahora de que soy claro cuando escribo), o bien los misterios del winword me dejan a pie en la mitad de la cuesta. Quería decir que finalmente hoy voy a cumplir la promesa de entregarme a ese viaje con el que vengo amenazando desde hace varios días. No quisiera hacerlo. Realmente es inoportuno y poco grato. Se trata de oficiar de acompañante de mi padre durante el tiempo que esté internado luego de que le practiquen una cirugía de la cual no tengo mayores precisiones. 2. Así es que no sé a ciencia cierta cuán grave deba ser mi preocupación pero estoy sumamente agobiado. Es que en momentos como éste, que no puedo calificar como situación límite pero la vivo como si fuera tal, confluyen en mi cabeza atribulada un montón de fantasmas: varios proyectos que me entusiasman y tengo a medio hacer, la conflictiva relación que he tenido con mi padre todos estos años (veintinueve), la palabra cáncer, la fragilidad de entender que mientras uno se multiplica en dudas apenas existenciales las horas y los años mejores se escurren de un modo lastimosamente inexorable. 3. Quizá no sea para tanto pero sepan entender que mi naturaleza es atribulada, que no puedo pasarme ante el menor episodio sin elaborar un complejo análisis. Soy un tipo de ideas y de pocos hechos. O al menos esa es la sensación que me provoca encontrarme en este punto. Probablemente una de las cosas que más me angustien sea el poco margen de maniobra que deja el hecho de pasar por una mala situación económica. Uno tiene para sí que, si está más o menos bien, hay otro servicio médico, otra urgencia por saldar las acreencias, otro empuje por sacar adelante lo que cede ante las arenas movedizas. No desconozco el hecho de que son esos apremios los que me exigen que actúe incluso un poco más allá de mis posibilidades, pero vivir en estado de alerta consume demasiadas energías, crece la preocupación por claudicar, se enturbia la razón con confusiones estériles. 4. De manera que estaré ausente de este espacio por unas dos semanas. Si tengo posibilidades escribiré desde Viedma -que ese es mi destino desde mañana- y les contaré como se desencadenan los hechos, en tono de miscelánea pasatista, como siempre. Si así no fuera no puedo dejar de amenazar con un nuevo retorno. Espero que esta vez sea con alguna certeza estimulante.

viernes, marzo 26, 2004

Estoy a punto de emprender un viaje que me tendrá alejado de este blog y de varias de las tareas en que suelo emplear mi tiempo. De todos modos, sé que en ese interín pasaré muchas horas aburridos. Pensé en algún libro, pero no. Por suerte hay gente que sabe más que uno de libros y lecturas y tiene a bien compartir con nosotros eso que sabe. Por otro lado, al leer ese apunte, recordé que, siendo ex-funcionario público en un país infradesarrollado que se codea con lo más granado del mundo en esa materia, puede a uno tocarle purgar algúna condena carcelaria. Así las cosas, el Ulises y En busca del tiempo perdido quedarán para el día -que espero no llegue nunca- que me toque la cárcel. Es así, el que sabe, sabe, y el que no, espera a una hepatitis para ponerse al corriente de las novedades. upt: la fuente es Guillermo Piro, quién sino?
a los malos poetas a los fetichistas a los apologistas de la belleza pura a los labradores de la verdad a los borrachos de tanta mentira al desparpajo caprichoso del adolescente al del anciano blasfemo en penitencia a los fatigados cazadores de milagros sépanlo la redención es la belleza la belleza es mujer la mujer es italiana y el elogio profano todo mío

jueves, marzo 25, 2004

no está bien que un ángel llegue tardé donde lo mandan por distraerse merendando en lugares inapropiados. así es que deseo que la senda sea recta aunque sea a mí a quien se me reclame rectitud y otra vez fallo. hoy me cansé. mañana también. pero es probable que uno día de estos, pronto, nazca de nuevo. espero no incurrir en las mismas torpezas ni abrevarme de eso que me ha hecho mal.
y acabarán por cansarse en un cercano día en que haya huelga general o simplemente triunfe el hastío de saber que hay una ley de gravedad, el tiempo es unidireccional, nadie entiende a las mujeres y el dios google a veces falla. no echaran de menos mi presencia, quién pudiera; para el caso da lo mismo uno que otro, tropel desenfrenado de caballo salvaje, sobresaltado como el andar de los carritos de bebé sobre las baldosas de mi barrio, o suave como el agua que siempre llega a su destino. no queda vacía nunca, la vereda que camino y a veces me camina, la llegada tarde a la oficina, despeinarse y volver a peinarse, que más da, si al viernes sigue el sábado, tomar un colectivo o Finisterre o a Cualquiertierra todo lejos de acá. a nadie importa que pueda hacer, o cómo volver, si los baches sacuden las tripas o la espera en la sala de hospital es breve pero siniestra, o tal vez larga, agónica, siempre sin rumbo ando y no me gustarán las calles ni tampoco voy a detenerme a mirar el río, nunca lo hago. además, romper el curso de las cosas, hacer eso que nunca hago, quebrarle la muñeca a lo que ya está escrito no es para mí. no nací para la revolución, mis resignaciones son múltiples aunque quisiera fueran también efímeras, o que mutaran en acciones que a ella le gustaran pero, eso también lo sé, llora con lo que escribo muy de vez en cuando, en el preciso momento en que la apuñala el día a día, la cabeza le estalla o se pelea con papá, pero esas lágrimas son benditas y siento que son mías y a quién puede joderle que esas que entre las mentiras que me invento la principal sea creer que ella llora cuando lee. pasar esa puerta, armar el bolsito, con suma delicadeza, tal vez lo revise mamá, no sea cosa que se dé cuenta que todo fue en vano, ninguna enseñanza echó raíz, soy el mismo que cuando me fui, y hace tanto ya, cepillo de dientes, cuaderno, caja de disquetes, medias nuevas que ni eso, che, máquina de afeitar, no sé, cuánto me quedaré, daré más lástima si se me nota en la cara que no me cuido, que estoy solo y encima me quiero poco, mejor la llevo, todo sea por aparentar. por último las dudas, les aviso a todos o me voy de incógnito, todos lo sospechan, creo, nada es casual y a la menor palabra me ataca el fastidio y si me fastidio me peleo o seguramente callo para no quejarme porque ya están aburridos de que me queje y nunca arregle nada, y siempre tenga una excusa a mano, original y saltarina y nunca una buena noticia para compartir. o capaz que piensen eso, que eché buena y si me borro es porque ya no los necesito, que soy un garca hecho y derecho que llora para otros pero se ríe en la soledad. nada es cierto. no hay lugar a donde ir. allá estaré acá. y pase lo que pase vendré a saldar las cuentas impagas, las mías y las ajenas.

miércoles, marzo 24, 2004

1976

Y el nylon abrió sus alas por mí... y ahora ve solo viento. Y el nylon abrió su alas en mi. Tu cara se borra, se tiñe de gris, serás una piedra sola... Te desprendes de mí, yo me quedo en vos... Ya mis ojos son barro en la inundación que crece, decrece, aparece y se va

"Vuelos" - Bersuit Vergarabat

el brazo que no abraza

Antes de ser ese brazo que ya no puede abrazarte fui toda ilusión. Dejé el auto en el número 26 de esa calle que a vos no te gustaba nombrar. Pensé que, no conociendo la ruta ni el camino hasta tu oficina, no sería bueno tirarse el lance de ir hasta allá. Lo pensé hasta convencerme, aunque en un primer momento la furia que llaman ansiedad no me dejaba dormir. Me largué cuesta abajo en caminata. Tal vez no era caminar lo que deseaba, sino detenerme en el reposo que reclaman los huesos cuando se pone fin a la travesía. Ví la enorme plaza y cuánto verde no pude medir, allá la estación y los colectivos agitados y la gente que subía y bajaba todo el tiempo. Quizá solamente eran un personaje en un teatro y el verde y el cemento una maqueta, un sueño de cartón a pleno sol. Me subí a un colectivo. No sabía dónde iba pero me dio por pensar que me dejaría cerca de tu trabajo. Era blanco con firuletes rojos y azules. Recordé que te gustaría saber francés tan bien como yo y me pareció un regalito. Total. A cualquier lugar al que llegara en cualquier tiempo que fuese sería demasiado temprano para verte. Nunca supe porque elegiste fragelarte en esa cueva que sólo te premiaba con la calvicie y la acidez estomocal. Me senté apenas detrás del chofer. Quería ver la panorámica de la ruta cortada por el colectivo, estepa a diestra y siniestra, el ruido del motor y los sacudones que sabés que me remueven el triperío y las náuseas y yo no sé. A lo mejor es sólo mareo que me agarro fuerte del respaldo del asiento que tengo enfrente. Se me hace un nudo en la panza que ha de ser ansiedad igual que vos aquella vez en el aeropuerto que te temblaban hasta las uñas. Qué lindo fue de todos modos y de todos los modos. Pero cómo pensar en eso cuando el nudo del estómago se desanuda y tironea y vuelve a anudarse una y otra vez más fuerte y la cuerda se descompone en otras y los nudos suben hasta el pecho y me ahogo. Y lo peor es que siento que todos me miran y alguien que se para, no debí hacer escándalo, señora no es nada, apenas un poco de ganas de vomitar, algo me cayó mal y nunca debió darse vuelta el chofer para mirarme pero debía estar amarilla o morada y como hacer para estar así y que nadie se dé cuenta. Por fin el ruido, el barranco y las llamas, las astillas del vidrio debajo de mi brazo y ese brazo que quería abrazarte ya no me pertenece. No lo veo. Si está conmigo no lo siento pero es casi seguro, la tierra tira, que se fue debajo de la polvadera al jarillal.

El coaching: una literatura menor

A menudo me quejo del exceso de publicidades pero debemos convenir en que hay algunas que son surrealistas y guardan algún ligero encanto, aunque tal encanto a veces esté un poco escondido. A ver qué opinan de este curso: Descripción de los Cursos I . Escuchatoria Proponemos, desde la mirada del Coaching Ontológico, que todos los resultados que obtenemos en nuestra vida, ya sean personales, laborales o profesionales, ocurren en un espacio de relación. Si hay algún dominio donde no estén apareciendo los resultados deseados, cabe preguntarse qué relaciones está generando. Ahora bien, ¿qué es lo que determina la calidad de una relación? El tipo de conversaciones que sostienen sus integrantes. Considere por un momento la posibilidad de que si hoy no está obteniendo un resultado en su trabajo se deba, tal vez, a que su manera de conversar con su jefe o con alguien de su equipo no es poderosa, es decir, no permite generar nuevas acciones que les sirvan para alcanzar sus objetivos. Conversar es mucho más que hablar. Conversar es, fundamentalmente, escuchar. ¿Para qué está escuchando hoy en esa relación que no le trae satisfacción? para tener razón o para obtener un resultado diferente?. Lo invitamos a participar en este espacio de aprendizaje con el firme compromiso de aprender una manera de escuchar que le permita lograr los resultados deseados. Al finalizar el curso los participantes estarán en condiciones de: 1) Reconocer la importancia de la Escucha en el proceso de Comunicación, como factor que valida el hablar 2) Aprender a hacernos responsables de nuestra manera de Escuchar para generar realidad 3) Adquirir las competencias básicas para el Diseño de la Escucha 4) Distinguir los diferentes tipos de Escucha ¿Qué específicamente es el coaching? Podemos definir el coaching como una relación dinámica que enfoca a los clientes a la acción dirigida hacia la realización o materialización de su propia visión, sus metas, o sus deseos. El coach usa un proceso de escrutinio y descubrimiento personal para elevar el nivel de conciencia y responsabilidad, y provee al cliente de una estructura, de un soporte, y de retroalimentación. ¿En qué difiere eso de lo que hacen las profesiones ya existentes? Al igual que los Orientadores, está centrada en el cliente y es individual. Igual que los Consultores, está orientada a los resultados, y se ocupa de visiones y acciones. La diferencia mayor entre un maestro en el proceso de enseñanza, un orientador, un terapeuta, un consultor, un mentor y un coach (coach) se puede describir en términos simples. El coach no tiene respuestas. Un coach opera desde la premisa o supuesto de que el cliente tiene todos los recursos para lograr lo que desea, incluida la habilidad de descubrir y utilizar recursos. Decía hace poco que estoy harto de la literatura coélhica y de sus pequeñas variaciones aplicadas al management: pero debo admitir que hasta en los diarios diarios que pecan de serios se permite un espacio de humor.

martes, marzo 23, 2004

empezó el otoño. se siente en el avance de la tristeza de las calles. es una marcha tan lacónica como inexorable que nos depositará en bandeja en las fauces del invierno. ocurre que en la Patagonia también nos visita el verano y los pálidos se sonrojan y los morochos se carbonizan. ocurre que esos calores son un pliegue de esperanza que se prolonga en toneladas de manzanas y en los tomates del patio del fondo de mi casa. lo malo de todo es que comienzan a abandonarnos las flores, pero yo no me engaño. así como hay gente que cree en la transmigración de las almas yo sospecho que las flores prontas a morir se reencarnan. y algunas pocas veces tenemos la ventura de que en su renovada vida nos cobijen con su manta sabia del frío que se viene. algunas escuchan nuestras cavilaciones y se permiten algún consejo. lo sé porque a una de ellas le debo la única esperanza de que pase este temporal de aflicciones.

zapatos nuevos

No puedo resistirlo. Cada vez veo a alguien con los zapatos descosidos, con la camisa gastada o con alguna otra huella del pertinaz tiempo en su aspecto mi mente intenta representar el momento en que esos zapatos, esa camisa fueron nuevos. Imagino a su dueño luciéndolos con orgullo disimulado, sintiendo en su piel el peso de todas las miradas, fabulando ser el centro de los comentarios, deseando que lo espíen, a su paso, los ojos de esa persona. Sin embargo sé, y me jode mucho saberlo, que la mayoría de la gente nunca estrena nada más que percances porque este tiempo y sus criaturas los han privado de la ínfima dignidad de comprarse un par de zapatos y embriagarse con el olor a nuevo. Tristemente la mayoría de la gente vive de las sobras. Lo más nuevo que conocen es lo que les han dado en alguna oficina de la asistencia social y eso apenas alcanza para apagar lo que alguna burocracia ha considerado necesidades mínimas. Por eso es que, a manera de anticuerpos contra el desánimo, cada vez que me topo con las huellas de estos años duros en la piel de mis pares, no puedo evitar imaginarme que esto no siempre fue así o, lo que es lo mismo, no será siempre así.

lunes, marzo 22, 2004

atenuante

el tamaño de tus caprichos sumado al de mis obsesiones excede los límites del territorio que soy capaz de controlar por eso el vértigo y las dilaciones por eso el ripio y los temblores

a ras del piso

1. A la mayoría de la gente le tocan trabajos en los que su creatividad no sirve para nada. Son pocos los privilegiados que deben devanarse los sesos destilando invenciones. Al resto nos queda usar el cerebro para apuntar chascarrillos de oficina, piropear a las mujeres que vemos siempre. 2. Algún día perdido en un almanaque viejo abrí un libro de filosofía oriental. Obviamente estaba mal predispuesto. Es que las redacciones de estos libros ameritan que uno recuerde a esos ladrones que escriben libros de autoayuda, que cambian la vida de las personas (en particular el confort de sus familiares) y que suelen empezar diciendo algo así como “el cambio empieza por Ud. mismo”. Debo acotar que los libros de management se han infectado con este virus facilista e incluso hay cierta corriente de pensamiento coelhista. Sin embargo, mirando el índice del libro, reparé en que contenía un capítulo titulado “Fumar” y pensé que valía la pena. Sin duda no ha sido valioso su aporte, en tanto es menesteroso el recuerdo que conservo de él. Decía algo así como que lo que enferma del cigarrillo es fumarlo sin detenerse en que el acto de encender y pitarlo una y otra vez se asimilan a la conducta de un autómata. A contrario sensu, si uno era capaz de convertir en una ceremonia el acto de fumar todos y cada uno de los fasos, era mínima la chance de convertirse en un tabaco-dependiente o en un enfermo. 3. Tal vez yo veo demasiado simple la ceremonia, quizá no tengo la aptitud de darle su valor apropiado, a lo mejor es tanto el esfuerzo de hacer que cada cigarrillo sea distinto que a nadie le atrae la idea. Lo que sí me permito suponer es que nuestra cotidianeidad está plagada de actos en los que nos comportamos linealmente, como piezas de un engranaje determinista. No llevamos la cuenta de los procedimientos que diseñamos para tener un poco más del tiempo que nos falta o para que nos dé un poco menos de asco el modo en qué vivimos. Aprovechar el tiempo y no valorar los momentos son dos valores contrapuestos, en función de lo que nos propone el redactor sofista en el día de hoy. 4. A propósito de la sequía de creatividad, en la mañana me decía un amigo (marxista destacado) que es precisamente el hecho de trabajar en corporaciones que se quedan con el rédito de las modestas invenciones que a uno le puedan surgir, lo que nos empantana el vuelo. 5. Es un hecho: no tenemos alas sino manos; de los milagros sólo hay noticia en libros que no son dignos de crédito; los magos son vendedores de ilusiones. Pero de esos contornos borrosos, triunfal, emerge la dicha.

viernes, marzo 19, 2004

el pañuelo siempre viene conmigo, bolsillo izquierdo del pantalón. es como la billetera aunque mucho más fiel. en las billeteras uno guarda cosas de tan poco valor que generalmente las entrega a cualquier mercader, ora de carne y hueso, ora electrónico. esa fidelidad depara que uno sienta su ausencia casi como la absoluta desnudez. en adelante resulta imposible encarar cualquier travesía por modesta que sea sin su compañía. su tamaño, su discreción, la nobleza del material que lo compone lo convierte en un aliado, un pequeño arcón al que uno confía a ciegas sus secretos. pañuelo mínimo amigo ebrio de penas con sal

Un año de guerra

1. No soy un delincuente; sólo un objetor de conciencia. Lo ha dicho el primer desertor que se conoce de la estúpida guerra en Irak. No puede decir lo mismo Collin Powell quien, sin embargo, celebrando este año de pleno de éxitos, dijo que no es tiempo de cagones, mientras descorchaba champagne por la invención de una nueva arma que no mata, sólo desespera. Si no han oído de ella ya lo harán. Es una máquina de meter ruido: más de 150 decibeles, lo suficiente para que le exploten los tímpanos a cualquier persona. El plan es estrenarla en Irak, cuanto antes. Piensan utilizarla para desalojar edificios y dispersar manifestaciones. De ser así, en un futuro las manifestaciones serán coloridas marchas de sordomudos entonando cánticos mediante un soez uso del lenguaje de las señas. 2. En noviembre son las elecciones en Estados Unidos. Bush busca su reelección. Sabido es que en un país que sólo rinde culto al éxito queda muy mal que un presidente cumple un solo mandato, sin acceder a la reelección. Me imagino las reuniones de gabinete a puro brainstorming: -Alguna idea, Dick? Condoleeza? Collin? Donald?. Tú cállate, George. Ya traen más cerveza.

jueves, marzo 18, 2004

Uno que no domina el italiano y es propietario de una biblioteca exigua no debería privarse de la poesía peninsular.
Los mocos también mueren en los pañuelos pero la mayoría de las veces dejan su marca rebelde, tan difícil de borrar. Así es que mueren muchos humanos que han sido útiles, lágrimas, y cuando se van no dejan más que un recuerdo que no tardará en olvidarse. Es tan paciente como eficaz el engranaje del olvido. Pero cuando se muere alguien que ha hecho su aporte defectuoso o nulo a la comunidad, moco, queda su marca invariable, rebelde y no será poca la energía que demande el hecho de arrancarla. Ingrato es el mecanismo de las huellas cuando duran más la de las mediocres que la de los buenos. Un moco en un pañuelo nunca está por completo muerto: su efímera vida le concede la chance de sucesivas revanchas, como una piedra capaz de volver al zapato, como el llanto que viene cuando no lo llaman y se va cuando lo necesitan, como el pañuelo perdido y tu lágrima.

Cramdown

1. La Historia Argentina se libró del inefable Domingo Cavallo. Es una pena que esto no hubiera pasado 20 años antes. No creo que estuviésemos mucho mejor que lo que estamos pero es difícil que alguien concentrara tanta unanimidad a la hora de repartir las facturas de la orgía. En 1995, por su pedido expreso, un par de juristas representantes de lo más pedorro del derecho comercial argentino, emprendieron la ardua tarea de elaborar un proyecto de reforma a la ley de concursos y quiebras. Desarrollaron su trabajo en tiempo récord y bajo la atenta mirada del otrora superministro. Así quedó la ley. No viene al caso entrar en detalle en las perlitas que se deslizaron en el nuevo ordenamiento concursal, pieza clave del andamiaje jurídico en los países un poco más serios que este. 2. Básicamente una ley de concursos y quiebras legisla los pasos a seguir ante la insolvencia de un deudor, -casi- cualquiera sea. Mientras la quiebra legisla la manera en que se venden todos los bienes para satisfacer a las acreencias pendientes, el concurso preventivo regula un procedimiento para que el deudor llegue a una salida acordada con sus acreedores. 3. El art. 48 (considerado satánico por el destacado profesor Osvaldo Maffia) prevé que, si el deudor no obtuviera un acuerdo preventivo con sus acreedores en los plazos y condiciones estipulados, no se declare de inmediato la quiebra. Abre la posibilidad de que sean terceros los que logren un acuerdo con los acreedores. En paralelo, un evaluador calcula el valor real de la empresa. Si convenimos que la insolvencia el la imposibilidad de saldar las deudas con los bienes existentes, es obvio que ese valor sería menor a cero. En consecuencia, cualquier tercero (o sea un acreedor, un director, un transeúnte) puede quedarse con la empresa sin pagar un solo peso a condición de hacer una oferta que les guste a los acreedores. 4. Este procedimiento constituye la recepción de un instituto del derecho falencial norteamericano. Claro que este aterrizaje se hizo “a la argentina”. Se copió el texto original con no pocas adaptaciones. Es que la mira estaba puesta en ATC, el canal de televisión estatal, deficitario por donde se lo mire, ícono de la ineficiencia estatal de las últimas décadas. El canal del estado nunca debió ser rentable pero el discurso oficial de la década del ´90 quiso privatizar todo, incluso a la fuerza, como en este caso. Poco importa que se mencione el palabrerío que refiere al patrimonio cultural, a la política comunicacional del estado y oquedades por el estilo. 5. Este procedimiento se bautizó “cramdown”. Dicen que quiere decir “aplastamiento”. Yo no lo sé a ciencia cierta y google no me ha esclarecido al respecto.

miércoles, marzo 17, 2004

perdí un pañuelo. en el pañuelo guardaba una lágrima que se había secado hacía mucho ya. pero igual le rendía pleitesía a la pequeña mácula que había quedado o sino había quedado podía imaginarla con tal precisión que ahí la divisaba fatal. una lágrima muerta en un pañuelo tiene algo del recuerdo del que se llevó las desventuras a otra parte. subía siempre esta calle, la remontaba hasta el número 26, abría la puerta, atravesaba el hediondo pasillo, encendía la luz, un faso, agarraba la birome y escribía pavadas como estas.

No es la economía, estúpido

Hoy escuchaba en la radio el testimonio de un ciudadano español que no estaba satisfecho con el triunfo del PSOE en los comicios del pasado domingo. Temo que España ha votado con el corazón y no con la cabeza, alegó. A nadie escapa que el bárbaro episodio de Atocha volcó el resultado de la elección. También es ostensible que España ha mejorado notoriamente sus índices macroeconómicos (si es que eso quiere decir algo realmente). El incremento de la posibilidad de consumir más y más cosas suele dar idea de bienestar No es una opinión aislada la de este sujeto. A menudo, cuando la complicidad de las estadísticas lo amerita, se suele alabar las gestiones gubernamentales. Es la economía, estúpido, se convirtió en un adagio de estos tiempos. Sin embargo, la experiencia de crisis como la argentina, me da pie para hacer una pequeña digresión. Ante el crack institucional y económico de fines del 2001, el gobierno provisorio encabezado por Eduardo Duhalde se enfrentó a una disyuntiva: se practicaba una reingeniería total del estado o se devaluaba la moneda. La primera alternativa no es algo que pueda hacerse de un día para otro. Requiere minuciosa planificación y el diseño de un adecuado colchón que morigere el costo social de una medida semejante. Sin embargo, a la hora de tomar esta decisión, el gobierno argentino sólo ponderó el papel de su política prebendaria y chupasangre de más de medio siglo. Así las cosas, se impuso la devaluación como salida instantánea, simple y casi indolora. Esto a priori. El que sabe un poco de economía no duda en que el sólo olor a inflación es capaz de disparar las cifras al reverendo carajo. Y así pasó. El nivel general de precios se triplicó en apenas tres meses. Hoy dice el diario que la economía creció casi un 9% durante el año 2003. ¿Puede jactarse el gobierno de semejante triunfo? La respuesta es obvia. El costo recayó sobre la masa más indefensa de la población y es su cinturón por demás ajustado el responsable del rebote. ¿De qué podía jactarse el gobierno de Aznar que no sea su primavera económica? De nada, respondo yo a la ligera. A lo sumo de ir a una guerra ajena enfrentando a la mayoría de la población. En todo caso el mérito de su primavera es de los ilegales, los contratados chatarra, los que reducen el costo laboral, los impuestos sobre las remesas que giraban los capitales españoles en los países infradesarrollados, el populacho que soportó estoicamente que se dieran las condiciones para integrar la Europa comunitaria. Sí. Los españoles votaron con el corazón y con la mano remendada. Y eso no afecta el libre albedrío. Después de todo, Aznar, el piloto del "campeonato económico" (según una expresión que se ha puesto de moda entre los periodistas deportivos), debió mentir descaradamente. Y allá como acá, la prensa, que depende en buena medida de la publicidad oficial, lo delató cuando ya era sólo un monigote bigotón, que ansiaba retirarse al reposo de los grandes estadistas.

martes, marzo 16, 2004

el estilo q

Hoy la tapa de los diarios locales traen la foto del gobernador de la provincia metiendo su inmensa cabeza en lo que fue un operativo de la policía que llegó a feliz término. Realmente estoy un poco cansado del exceso del lenguaje gestual que creen los "nuevos" políticos que ha de ser la marca de sus gestiones. El intendente de Trelew, un tipo ajeno a la política partidaria que ganó las elecciones por sólo tres votos, es un experto en esa materia. Se ha sacado fotos haciendo ladrillos, atajando un penal, e incluso -mi foto favorita- saltando desde el andamio de una de las obras públicas que se están ejecutando. No es que el salto fuera peligroso, pero la imagen capturada con él en mangas decamisa, estirando los brazos emulando a los pájaros y con sus zapatos recién lustrados a un metro del piso, son una postal de este nuevo estilo de regenteo de la cosa pública. También son un balance de sus tres meses de gobierno: está en el aire y no tiene de qué agarrarse. Faltan ideas, no hay planes degobierno consistentes, ni reformas estructurales. Sólo queda la voluntad de concitar la atención de la comunidad con gestos exagerados, más propios de bufones que de gobernantes. Y esto recien comienza.

la bruta vida IV

Cada día que pasa estoy más próximo a tomar la infeliz decisión de adoptar una mascota. Sí, cuando la gente se siente sola se compra un canario y en adelante ya no puede dormir en paz el sábado a la mañana. Nunca entendí cuál era el placer de encerrar un bicho que no hace más que silbar sin que nadie se lo pida. No es mejor mirar por la ventana cuando un pajarito flirtea con otra pajarita de culebrón que, a su vez, está enamorada de un tercero? Y también uno de estos días me hago vegetariano. La carne de vaca es, barrera sanitaria mediante, una mercancía que ni el oro del Inca. Por lo demás, la acidez estomacal, la escasez de vitaminas y el exceso de grasas se tienen que acabar en algún momento... Para sentirse pleno hay que ser sano, salir a correr a la mañana, mirar canal á... No. Todo eso que dije no puede ser tomado en serio. Llegará el día en que me moleste que la lluvia me moje pero me resisto a comprarme un paraguas. Algún día también seremos derechos y humanos: ese día tampoco me interesarán las mascotas. La ciencia pronto descubrirá que los vegetarianos que salen a correr tienen una vida más larga pero nunca va ser mejor vivir a lo largo que a lo ancho.

lunes, marzo 15, 2004

la bruta vida III

Después de leer el poema de la hija de Paula retrotraje mi memoria al infausto momento en que mi profesora de Literatura me dijo que dejara todo, que me sobraban condiciones para escribir. Qué tiempos aquellos. Nunca he sido bueno para el relato pero en los papeles que antes escribía y alguna gente se ha encargado de conservar (cuánto los odio) me deleito con la facilidad que he tenido alguna vez para hilvanar ideas. Las horas y los años sólo me han dejado mi condición de ergotista, pero esto es un trastorno de personalidad más que una virtud literaria. En el vaso medio lleno se ve el germen de la filosofía; del vaso medio vacío emerge triunfante el sofista, el que disfruta de argumentar aun cuando sabe que no le asiste la verdad. Para colmo, ese transcurrir lo llena a uno de prejuicios que mancillan la frescura del poema que antes citaba. El camino más corto es hacerse racionalista pero bien puede optarse por el esoterismo y echarle la culpa de todo a confabulaciones astrales, a naipes marcados o a borras de café manipuladas. La elección no cambia demasiado las cosas. Los tropiezos que deparan los candorosos primeros rounds llevan las de perder contra la sapiencia del que se va contra las cuerdas porque ninguna estrategia le alcanza Lo cierto es que, si la vida es el boxeo mismo, que es el tema que viene rebotando en mi cabeza -disculpen mi obstinación los que leen este espacio a diario-, puede notarse claramente que se trata del esfuerzo por mantenerse en pie, con la vista cada vez más nublada el que nos hace tirar trompadas a molinos de viento. A las inclemencias que al principio se toman con naturalidad uno comienza a odiarlas pero ya no las enfrenta con desmesura sino que planifica economías, métodos. Así el púgil depende más y más de la agenda, del recetario, del consejo. Qué otra cosa puede pedírsele a un tipo cada vez más ciego. Así las cosas, este redactor no teme desdecirse y contradecirse ad infintum. Tómese la lectura de este escrito como un pasatiempo que aleje del marote los problemas graves que puedan visitarlo.

domingo, marzo 14, 2004

la bruta vida II

Creo que la reflexión de ayer sobre el boxeo quedó incompleta. Más bien creo que elucubrar acerca de las relaciones de esta disciplina con nuestra cotidianeidad podría concentrar la atención de muchos soldados de la investigación más doctos que yo. Tal vez lleguen a mejor puerto que yo con estas pobres intenciones. Hay que adquirir ciertas destrezas (qué duda cabe) para enfrentar la vida. Algunas son inconcientes y casi naturales como aprender a hablar o caminar. Otras revisten mayor complejidad pero la exigencia del día a día las transforman en condiciones tan necesarias como las anteriores. Aprender oficios, vivir en comunidad, mantener la higiene y el decoro terminan siendo mayormente valiosas en la medida que se juzga que hablar o caminar son habilidades propias de cualquier ser humano. No me atrevería a decir que el estado natural del hombre es la paz ni la guerra. Quizá una suficiente tensión entre estas corrientes antagónicas preparan el escenario para que uno desarrolle sus virtudes. No es la paz de los cementerios ni el rigor de dos que se cagan a trompadas en una esquina lo que nos obliga a ser mejores sino el lidiar con un destino al que no podemos torcer porque somos demasiado pequeños. Quizá el boxeo sea una metáfora de la vida en cuanto a que nos exige ser metódicos, convertir en acciones las convicciones, no claudicar hasta conseguir el logro de los objetivos. Tal vez tolerar una injusticia sea equivalente a esquivar un sopapo al mentón; tal vez la cuenta de diez es la necesaria reflexión que se impone antes de intentar trepar de nuevo la cuesta; a lo mejor mantenerse en pie hasta el tañido de la campana es el mandato a seguir cuando el entorno febril amenaza derrotarnos. Pero no. Por más que me digan que el boxeo es la vida no compro. En el boxeo siempre es uno sin más. El éxito es de uno y si no es uno hay otro parecido que quiere lo mismoy lo va a lograr. En la realidad debemos ser en comunidad. Cada quien con su aporte, con su cruz, con sus miserias. Las hazañas individuales son encomiables, pero no son las únicas. Lo que pasa es que el capitalismo nos ha malacostumbrado a la cultura del sálvese quien pueda. Yo no quiero eso pero sé que la equivocación es una amiga que habita en mi vecindario.

salimos de zapateros

Chau, Aznar. A pesar de la sangre derramada hay gente que cree que se puede vivir de otra manera.

Perez-Reverte: bajate de ahí...

que te vas a romper la crisma Este sábado nos ha dejado a la revistucha Ñ en los escaparates por una semana más (y ya van 24). Como era de esperarse, sus páginas de papel de diario mejorado siguen albergando el testimonio de lo más granada de la cultura occidental. A Coelho y Benedetti antecedieron a Arturo Perez-Reverte, un gran escritor si consideramos que sus libros se venden como pan caliente. En la entrevista que le realizan se alaban sus dotes de duelista de la palabra, calificándolo como un elemento peligroso y díscolo. Veamos: 1. La importancia de vender En primer término, Arturo Perez-Reverte saca su espada para defender a los best sellers, haciendo una distinción que no queda demasiado clara: “...No es lo mismo Frederick Forsyth que Stephen King, ni Ken Follet que John Le Carré.... hay diferencias...” Pero eso es lo de menos. Convengamos que su fuerza de ventas lo autoriza a teorizar sobre best sellers, ensalzando a algunos autores, denostando a otros. El tendrá muy claro cuáles son las obras valiosas que han cometido el pecado de ser vendidas en exceso y cuáles sólo servirán para estorbar la tarea de los arqueólogos. 2. Primero no es igual que mejor Cuando se le recuerda un comentario agresivo que ha tenido para con Borges, salta como leche hervida: “...Borges es un autor inmenso, a quien yo en La tabla de Flandes le hago un homenaje de la hostia. Pero como persona era un viejo malvado, un snob que decía que El Quijote era mejor en inglés, un concheto, un gilipollas.” Allí de muestra la ligereza con la que se suele hablar en los reportajes. Ya es bastante conocido por quienes han indagado sobre la vida y obra de Borges que al declarar que había leído a la gran obra de Cervantes primero en inglés estaba haciendo una parodia de Byron, quien había dicho, para escandalizar a las viejas del barrio, que Shakespeare era mejor en italiano. Esto incluso ha sido confirmado por Alicia Jurado. 3. Contestar reportajes Periodista: ¿Qué es un hombre inteligente? Borges: Realmente, no sé. Muchas veces cuando uno dice que tal o cual persona es inteligente se refiere más a que es ocurrente, que tiene algo que decir de un tema inmediatamente. Esa persona puede no ser inteligente. La inteligencia puede ser lenta. P: ¿Usted es inteligente? B: Si me dan algunos años para pensar, soy inteligente. Si me hacen preguntas como las suyas, inmediatas, soy más bien estúpido. Refiero esta conversación protagonizada por el propio Borges para tratar de entender el carácter injurioso de las expresiones de Perez-Reverte (a quien podríamos conmutarle la pena si entendemos que sólo se trata de "cosas de Arturo"). A menudo se reportea a personas notorias con el ánimo de extraer, en unos pocos minutos, algo de su arte o ciencia que invite a la reflexión, disminuya nuestra incertidumbre o desconocimiento o bien al mero efecto de causar conmoción. Queda claro que este último efecto es el más sencillo de lograr. Cualquier cacatúa puede salir en la portada de los diarios diciendo alguna barbaridad con tal que ese cacatúa tenga cierta fama, no importa cómo la haya conseguido. Borges fue un experto contestador de reportajes. Siempre con una ironía ponzoñosa a mano, fue capaz de derribar las expectativas de quienes pretendieron que demuestre el compromiso social del escritor. Perez-Reverte, en cambio, se calza el traje de exitoso perseguido, y dispara a diestra y siniestra, con un facilismo que asusta. Ignora, o acaso por un exceso de síntesis omite, que Borges en cuanto snob, fue representante (sin desearlo supongo) de una buena parte de los argentinos de la poscolonia, que adhirieron al conservadurismo como una manera de preservar su status quo. Su ira radica, me atrevo a señalar, en un nacionalismo que ha devenido arcaico. El Quijote no necesita de defensores de su talla. 4. Amigos son los amigos Cuando se le recuerda la amistad que compartió con algunos oficiales del ejército argentino en ocasión de la guerra de Malvinas que él cubrió como corresponsal, el sábado se termina de nublar. “Te puedes imaginar la sensación. Pero confirmé una cosa que ya sabía: en la vida el malo no lleva la M de malo puesta en la frente, ni el bueno lleva la B de bueno. Es más, entendí que todos somos buenos y malos al mismo tiempo. Un tipo que es un buen padre de familia, que lo ves como un tipo magnífico y simpático, puede ser a la vez un torturador, un asesino, un ladrón, un estafador... Aquello fue una lección de humildad: nunca conoces a la gente por mucho que creas que la conoces. Pero estos oficiales, nunca jamás, ni una sola vez, hicieron el menor comentario sobre la guerra sucia. No lo supe hasta que un día abrí un periódico y vi las fotos de ellos como represores. Mis amigos estaban allí. Todos." Nada más por hoy. Buenas tardes.

sábado, marzo 13, 2004

sábado

por qué el sábado es tan breve que no sirve para mitigar las penas y la huella de las bregas en la piel y en los huesos cuando no en la fe que últimamente mira de reojo esquiva como quien va a traicionar a algo que ha querido y ya no quiere por qué la vida es efímera y a poco de andar uno ya duda y se lamenta por los caminos que no ha osado surcar la estepa el molino el limonero todo junto y no se puede criar truchas al pie del cerro decir relatos en la radio el brillo de la marquesina y la paz de la nada misma por qué cualquier cosa que pueda inventar será más breve que lo que la pollera insinúa por qué hay jueves y también hay lunes por qué hay un puerto al que no debo llegar

la bruta vida

Hacía rato que no me catalogaban como lacra social. De algún modo estaba contento por esa omisión. No digamos que camino derechito pero al menos creo no salirme por completo de la vereda. Bueno, eso era hasta hoy. La discusión, en uno de los blogs más interesantes de los que hay en Argentina, versaba sobre las virtudes y desvirtudes del boxeo. No sé si es obvio, pero a mí expresiones deportivas como la del pugilato sinceramente me caen mal así que me alineé entre los menos (como es mi costumbre también), entre los que intentaban refutar al boxeo como una forma de vida, un arte y calificativos de ese tenor. En una de mis intervenciones tuve la mala idea de comparar al boxeo con la prostitución. A mis ojos resulta notorio que ambos tienen cosas en común. Creo que resalta la vocación de ser humillado (por parte del boxeador/prostituta) y la necesidad por parte de cierta clientela de observar (vamos: a participar de) algún acto de humillación. Como en todos los órdenes, en el boxeo han proliferado algunas reglas tendientes a acotar la humillación, los protectores físicos, la limitación temporal de los combates. No sucede esto en el caso de la prostitución, que no ha dejado de ser (a pesar de algún intento de los medios de comunicación, hoy preocupados por la exhibición de los marginales) un fenómeno clandestino y al margen de las leyes. Del otro lado de la mesa, él: el sujeto que me llamó lacra. Curiosamente se hace llamar Nicolino en honor supongo de ese gran campeón argentino que privilegiaba el no dejarse pegar por sobre el castigar al adversario. Digo curiosamente porque Locche si por algo se caracterizaba era justamente por estar al margen de la brutalidad característica de los peleadores callejeros, bailar practicando un raro equilibrio que lo tenía casi siempre lejos de las manos del rival, a cara descubierta. A Nicolino, el comentarista, no le gustó que yo dijese que la prostitución responde a una necesidad de higiene de la comunidad. La misma que siente el espectador de una pelea, un morbo que acaso sea capaz de sanar algo que no curan los medicamentos que los médicos recetan. La descalificación proferida no es casual. Responde a un vicio nacional que es descalificar al interlocutor cuando los propios argumentos devienen flacos o nulos, pero esa es otra historia. Tristemente este fenómeno se ve a diario, protagonizado por actores de otro fueste y respecto de tópicos mucho más graves. Y lo malo del boxeo, al igual que de la prostitución, es la aparición, por consecuencia de la necesidad económica, de quien lucra con el boxeador o con la puta. El que no se presta a la actividad y sin embargo disfruta de sus réditos, el fiolo. Por fin, el boxeo y la prostitución nada tienen de malo. Sin embargo ambos llevan consigo una carga que tiñe de culpas al que los consume y es la existencia de las intermediaciones, que sacan lo mejor de la materia prima a cambio de migajas. Sí, casi como en la vida misma.

viernes, marzo 12, 2004

Atocha, el día después

MADRID.- Atocha es un espectro por donde los cuerpos de los vivos vagan en vez de caminar. Un viernes cualquiera casi no se puede dar un paso. Hoy sobra sitio y el vacío se traga a los escasísimos viajeros que no han tenido más remedio que hacer de tripas corazón. El número de periodistas duplica al de usuarios, y la tímida hilera que desciende muda de los vagones se ve asaltada por cámaras y reporteros ante los que aprietan el paso sin convicción. Sobran las explicaciones. El eco de un "tengo prisa" generalizado se traduce en "no tengo palabras" mientras un resorte les impulsa a seguir hacia delante, como zombies. "Somos personas normales, que incluso odiamos coger el tren para ir a trabajar porque tenemos trabajos de mierda", denuncia Mª Mar confundida, con los ojos inundados. Los espíritus errantes se materializan en empleados y transeúntes. Alicia, que atiende un puesto de bisutería, insiste en que "sólo hay que mirar los rostros de los vigilantes, están hechos polvo y desinflados, no es sólo físico, qué te voy a contar". Las velas, las flores y los mensajes que combaten el horror con esperanza apuntalan las columnas, como si pudieran proteger los cimientos de una sociedad estremecida. Fuente: Diario El mundo, edición On line.

jueves, marzo 11, 2004

Acá estoy es accidente. También es contingente la circunstancia de haber reído a carcajadas varias veces hoy. En realidad no sé bien de qué me río, pero me hace falta hacerlo, estruendosamente y con todos los dientes. Sanará la risa? Quizá. Tiene cierto componente adictivo. En particular la de algunas bocas. - El jefe de Gobierno español dijo que se trata “de un asesinato masivo que carece de cualquier justificación”. Claro porque hay asesinatos masivos que sí la tienen. Morite, facho de mierda. - Hoy vi en el informativo al ministro del interior del gobierno español y me sentí como en casa. A alguien hay que echarle la culpa. No importa cómo. El fracaso no es que esto siga pasando sino no encontrar un culpable. - Me aterrorizaría que algo pase, pero sabe el creador cuánto lo estoy deseando.

Políticamente incorrecto

Alguien puede decirme qué tiene de malo este artículo?

Yo me quedo en Atocha


martes, marzo 09, 2004

Tregua III

El redactor de este espacio se toma un descanso no deseado. En este caso alega razones de salud de un familiar, lo que lo hará codearse por unos días (dos o diez, quién sabe) con olores a hospital, mercaderes de la medicina, otro río, otra aristocracia de capital de provincia.

Día internacional de la mujer

Diálogo no conjetural -Qué te pasó el sábado que no viniste? -Veras. Estaba ocupado. Creí que me liberaría a tiempo para visitarte, pero... mujeres, vos entendes... -Sí. Está bien. -Pero una vez que me liberé te llamé... -Y te daba ocupado... -En efecto. Pensé que era por el cumpleaños de tu padre. -No, en realidad... mujeres, vos sabrás comprender. -De todos modos no habría podido acompañarte. Estaba exhausto. -Bueno, yo me acosté luego de la apropiada ingesta de piscofármacos. -Sí, mujeres... Reflexión El mundo estaba bien cuando las mujeres vivían para los hombres y los hombres morían por ellas. Todo intento de sublevación contra el orden natural de las cosas produce desequilibrios y son justamente esos desequilibrios los que jaquean al planeta y no lo apuñalarán por la espalda precisamente. Lo ejecutarán con un disparo en la nuca.

Tregua II

mañana podría ser una historia una pieza dental, una partida un escozor, una mentira una postergación otra forma de decir no otro nombre para la desidia pasado podría escribir bien ingerir elixires, vitaminas entararme de que tu mano es la mano que me falta y esta confabulación es nada mas que un atisbo fugaz que se irá con el verano sabrá la afliccion de mis calendarios? de rupias, de cascos blancos, de salidas negociadas? o existirá sin que nada de mí le importe gozando con el ahogo del que no haya respuestas ni piezas dentales, ni nombres manos que buscan fugaces el propicio cambio de curvatura quizá aquel, quizá no retoño que sane la geometría machucada que ansía porvenir

Tregua I

Nos juntamos en un restobar de estos que se han puesto de moda. Se hace larga la espera de nuestro pedido. Eso es algo que ha trascendido la moda y los tiempos. Estimo que es parte de las rarezas a las que acostumbra la mercadotecnia. Hoy me levanté optimista y voy a considerar que es un aderezo más a la ensalada. Todos hablan de nimiedades y yo no sé de que disfrazarme. Aunque sospecho hacia dónde derivarán mis malas intenciones. Me sentaré en la silla que está al lado de la tuya. No me preocupará lo que puedan decir. Seduciré a tu oído diciendo alguna estupidez de las que me estorban en los bolsillos. Te conozco y no puedo evitar pensar en cómo terminará esta historia. Abusar de la debilidad de tu oído podría considerarse una práctica desleal pero no hay abuso si hay un código tácito un consentimiento. Sí es desleal deshacerse en prácticas amatorias que la costumbre ha reservado al plano privado. Eso tenemos los humanos: somos viles de cara al sol y sublimes sólo cuando apagamos el velador.

Antártida Review

Me cuenta mi viejo que la primera vez que él vino a la patagonia (hace treinta años ya), fue tomado en su Córdoba como una especie de Amundsen que se embarcaba en una expedición hacia la gélida tierra antártica. En 1972 se asentó en la (hoy) cuna de la argentinidad: Río Gallegos. Las fotos de la época -no tengo ninguna a mano para testimoniar la proeza- lo sitúan a la vera de una ruta cubierta de hielo, sin poder poder avanzar ni retroceder ante la muralla natural. El tiempo, sin embargo, se encargó de poner las cosas en su lugar. El viento fue disuadido por las cortinas de árboles que tardaron su par de décadas en crecer, llegaron los servicios públicos imprescindibles e incluso apareció (cosa muy rara en esos tiempos) algún contingente de mujeres que vino a sacudirle la modorra a los bailongos de aquel entonces. No obstante, hoy en día que la televisión amenaza violar la privacidad al extremo de poner cámaras en el baño de la farándula vernácula, y en que otros medios de comunicación han expandido su alcance cómo nadie fue capaz de prever, sigue habiendo gente que se piensa que esto es la Antártida. Alguna vez me tocó responder que por acá usamos el mismo signo monetario que en Buenos Aires, que hay pueblos, sólo que las distancias son un poco mayores, que hay playas y que incluso hay gente que se baña en ellas, que hay señales satelitales de televisión, que se puede escuchar radio 10, que tenemos universidad, y cosas por el estilo... Antes realmente me ofendía. Hoy lo tomo con un poco más de naturalidad. A mí también me costaba creer que en verano, en el norte argentino la gente saca las camas afuera para dormir o que viven sin ponerle llave a la puerta. O que hay lugares en los que la gente espera su turno dentro mismo del cajero automático. Tenemos un país suficientemente vasto, que invita a la ignorancia que es tan cómoda y sale tan barata y es toda una tentación. Y como buenos argentinos la aceptamos de buen grado.

domingo, marzo 07, 2004

Cuánto falta para el 2005? - El jefe de la Fuerza Aérea, brigadier Carlos Alberto Rhode, dijo en Córdoba que durante la última dictadura "se cometieron horrores y errores, pero de ambos lados" y que esa fuerza "ya hizo su autocrítica en 1995". Hay gente que no termina de irse nunca. - En los libros de historia argentina leí que la intervención federal a las provincias -recurso extremo previsto en la Constitución Nacional- se usaba alegremente a diestra y siniestra conforme a las necesidades del gobierno de turno. El tiempo pasó y con él algunas malas costumbres se aplacaron. Por caso, el gobierno de Alfonsín, si de algo pudo jactarse además del récord de inflación, fue que durante sus cinco años y pico se dio el gusto de no intervenir provincia alguna. Del menemismo, mejor no hacer consideraciones (ni siquiera estadísticas). Actualmente hay una ciudad, capital de una provincia no menos macondiana, que es escenario de un sainete tal que posee dos jefes comunales. El gobierno de federal sólo mostró preocupación por la amenaza a algún prelado (todo sea por hacer las paces con esta gente, tan horrorizados ellos por la movida a favor de la despenalización del aborto). Pero lo más triste es que otra provincia, gobernada por la misma gente desde hace medio siglo, con un servicio de inteligencia digno de los años de plomo, flirtea a diario con la corrupción y muerte (no sólo de gente común, si es que eso importa) sin que al gobierno le parezca que "hay hechos objetivos que justifiquen la intervención". Y así vamos. - De la lectura de la blogósfera de hoy me he dado cuenta que las colegialas no sólo se alzan en primavera. Estoy tentado de dar nombres, pero una vez en la vida voy a ser un caballero. - Desde hoy este blog tiene trackbacks. No sé para qué sirven ni cómo se usan. Venían gratis en haloscan y dije -típico de argentino-: ma sí, a ver qué onda.

y un día volvió la Maga

La Maga, la de Rayuela, le dijo un par de cosas a La Nación, pero me dejó precoupado esto: “Además, aparte de Cortázar yo tuve una vida muy linda. Soy la viuda de un artista inglés que trabajó un tiempito como corrector en el Buenos Aires Herald. Y tengo una hija, Joanna, que es cantante...” Qué triste es comprobar lo infinitamente pequeña que es la vida real en comparación con la literaria. Para dejar a salvo el desengaño admito que se parece mucho a la que me imaginé (o Julio la describe en alguna parte del libro?). y otro enlace para tener en cuenta.

sábado, marzo 06, 2004

Antes de retirarme

El martes que viene es feriado provincial. No estoy entusiasmado. No sé qué es lo que me pasa. - Me levanté a las siete y a las once ya había almorzado. Alguien me cambió el huso horario y no me avisó. - Qué largo resulta el último cuatrimestre de la carrera. Y eso que todavía no lo empecé. - Llamé por enésima vez a un teléfono en el que no me atiende nadie. - El sábado pasado quise comprarme Ñandú y me sentí agredido pór que mi kiosquera de cabecera no la deja más. Al menos eso me dijo. Hoy volví a ir y ahí estaba, con una nota de cine en la tapa. A manera de venganza la dejé en su lugar. Ya no la quiero. - Es curiosa la sensación de repasar cuadernos con apuntes viejos y que lo que esté ahí escrito parezca braille. Alguna vez la lamparita del conocimiento alumbró una senda, pero es evidente que el esa lamparita ya cumplió su vida útil. - Dicen los apuntes que antes que nada, nuestras acreencias son quirografarias. Es decir que cobraremos sobre los restos que nos dejen los privilegiados. Existe toda una moral dentro del movimiento quirografario. El hecho de que, ante insuficiencia del activo liquidado, concurran sobre esos restos a prorrata, se parece mucho a una imagen que conservo desde mis tiempos de la escuela. El adinerado del barrio tiraba, supuestamente sin mirar, las figuritas que por alguna razón ya no quería para que el resto de los mortales, a codazo limpio, pujara por alzarse con ellas. - Los grandes tratadistas sobre quiebras son italianos. Se destaca uno que se llama Provinciali. Definitivamente creo que cuando esté un poco menos agobiado, voy a estudiar francés. Me parece que me estoy perdiendo algo. - Releía anoche, presa de un fatal aburrimiento, alguna conferencia de Borges sobre Spinoza. Este muchacho -me refiero a Baruch-, fiel al mandato de su época, y pese a tener dominio sobre varias lenguas, escribía en latín. Qué pasó en el medio que ya el latín no le interesa a nadie. No lo sé. ¿Hay que conformarse con la primacía del inglés? Supongo que peor será la amenaza china. - Tengo sobre la mesa, y creo que será mi próxima lectura, el libro de Job. Escasean el buen material en mi bulín. Se aceptan donaciones.

viernes, marzo 05, 2004

Eso que me falta III

desensillar hasta que aclare oscurecer las convicciones amasar un par de grandes ideas que no se dejan atrapar darme bola encontrar alguien que medie entre mi yo y sus machucones plantar un libro, escribir un hijo, tener una flor

Eso que me falta II

leer a Wilcock pisar de nuevo la espuma de las olas desanudar el luto que me enuluta trasnochar escribir mi teoría de la esfericidad del tiempo tener paciencia y vocación

Eso que me falta I

abolir mi tragedia interna no hacerme malasangre por las cosas que aun no han sucedido vivir los días de a uno por vez guardiar la pólvora furiosa para mejores fines ir al oculista los ángeles de María enterrar los sueños pedestres dejar volar los sueños barriletes arreglar el calefón inventarme una almohada que no me haga doler el cuello

jueves, marzo 04, 2004

Una cutícula para el alma

Hay noticias malas y hay noticias. Hay avisos de noticias y para que algo sea noticia tiene que tener efecto sorpresivo o ser necesariamente dañino para algo o para alguien. A su vez, el cuerpo humano libre de preocupaciones puede caminar con soltura por la vida. Lo que come, bebe, respira va todo a parar una simple maquinaria destinada a preservar un determinado equilibrio que podríamos llamar bienestar general. Ahora bien, cuando uno recibe el aviso de una inminente noticia, comienza a distraer una parte, más o menos importante, de esos recursos de los que se alimenta, para empezar a elaborar la barricada que lo proteja. He visto a otros, me ha pasado a mí, me está pasando a mí. Las proteínas, las vitaminas, los aminoácidos, los gérmenes del amor se combinan en la generación de una coraza protectora del alma. Naturalmente, la prestación laboral del sujeto en cuestión merma. Así también sucede en el ámbito social y en el afectivo. El cuerpo le duele. En él se amotinan el desgano y los dolores. Los ojos comienzan a ver una nueva realidad desdibujada en tonos grises. El tacto desconoce suavidades y el oído no está atento porque todo le sabe amargo y repetitivo. Ya estoy listo: senténciame. Abrázame. Mátame. Sálvame.

miércoles, marzo 03, 2004

Es al pedo. Hoy descubrí que las mariposas también florecen.

Mayer modelo 2004

a rasguñarme las rodillas jugando a la pelota en algún descampado bajo la atenta mirada de la luna a leer libros sobre el impuesto a las ganancias a apretarme contra ese pecho infame a saltar tapiales en territorio enemigo a despertar después de que mi madre me tire de los dedos de los pies a cagar a sopapos a mi hermana a esperar que alguien se baje del tren en la estación de Quilmes a afanar membrillos verdes a tomar una Crush helada, a la vera de la ruta, en el boliche de mi padre a los lugares donde he sido feliz nunca habré de volver

lunes, marzo 01, 2004

un zapatito rojo

Casi no la reconozco. Fue una pase de magia verla. Ahora que me he acostumbrado a salir del trabajo a cualquier hora comencé a ver a otra gente en el colectivo. Es así. En la Administración Pública todo es tan rutinario. No hay manera de escapar de la telaraña. Uno, con los ojos cerrados adivina conductas, atrofias burocráticas, compañeros de asiento, partes diarios y demás acumulaciones de tristeza. Yo estaba sentado, o parado quizá, ya no recuerdo. Apagaba mi faso número 14 de un día que se había prolongado demasiado. Llegó. La saludé casi con apatía. Dejé caer un "hola" insustancioso, mecánico, absurdo y ella lo respondió con sorpresa. Apenas la conocí. Está ancha de caderas más que antes y las luces de antaño ya no visitan sus ojitos. Le han pasado cosas. Se quedó tres veces sin trabajo. Se mudó de ciudad persiguiendo a un médico que está tan enamorado de ella que se casó con otra. Fue amante de un capo de la burocracia pero con el tiempo el chabón se hartó de su persecutas. Debe haber sido terrible paranoica me parece. Tanto como para opacar sus virtudes de felatriz? Quien diría. Un día me gustó. Fue cuando nos conocimos. Me regalo un beso y una sonrisa. No hacía falta que mencionara que le habían hablado bien de mí. Esas cosas no me asombran. Un cuarto de la gente que me conoce me ama y el resto me odia. Nunca quedo a media agua. Escribía. Mal. No sé explicarlo pero me recordaba a Neruda, carnicero del romanticismo. Mucho lugar común salpicado con palabras recónditas del diccionario. Los tiempos ya eran otros. Las cartas perfumadas ahora eran presentaciones de power point enviadas por correo electrónico. Así cada poesía cobraba vida en colores lánguidos, vívidos, mórbidos. Lo malo es que dio con un guacho muy hijo de puta que les mandaba a otras minas esos mismos poemas y las minas son de derretirse por esas cosas. En realidad no. Pero se alteran. Se sienten correspondidas. Ejecutan proyectos mentales con alfombra roja y vestido blanco. No, con este era imposible. La ví prender un cigarrillo. Viceroy era, y ahí supe que está cagada. Sus virtudes como secretaria van cediendo. La edad es así. También claudican sus esperanzas de casarse con algún principito, preferentemente profesional o acomodado. Ahora que lo pienso una cosa es casi igual a la otra. Sólo que la ví apagar el pucho y aplastar la colilla hacia una muerte sin más y me detuve en los zapatitos. Eran rojos, de taco alto. Lógico, si con ellos apenas tiene mi estatura y yo... Esforzadamente combinaban con eso que tenía puesto que la hacía vieja. Lo que es peor vieja con aires de pendeja. Llegó el cole. Parecía que no había asientos libres, así que le cedí mi lugar en la fila de los proletarios. Ella tal vez pensó que yo ya me había graduado o que había trocado mis modales pendencieros. De repente me sentí un tipo interesante a sus ansias. No tengo título nobiliario ni dotes de caballero. Sólo la dejé pasar para verla subiendo ese par de escalones delante de mí. Quería sentir la proximidad de su pie desnudo y el zapatito rojo.